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Andalucía inicia la batalla por la autonomía

Todo andaluz «que no tenga algo ineludible que hacer» ha sido llamado por el presidente de la Junta a participar hoy en las manifestaciones que se celebrarán en las principales ciudades de la región con motivo del Día de Andalucía. Aunque sólo sea por la cantidad de andaluces que bien a pesar suyo no tienen nada que hacer la mayor parte del año -el 15% de la población activa se encuentra en paro- cabe pensar, en principio, en el éxito de la convocatoria, si bien la frialdad de que ha venido precedida, y la negativa de UCD a participar en las manifestaciones de Córdoba, Granada y Jaén, pudieran hacer temer lo contrario.Se han echado de menos en esta ocasión, en las calles andaluzas, los signos que ante un acontecimiento similar anunciaron, en 1977, la eclosión andalucista del 4 de diciembre, cuando un millón largo de personas o dos -hay todo un abanico de cifras- protagonizaron una gran jornada de fiesta y reivindicación autonómica.

Días antes de aquel 4 de diciembre, las tiendas de la región habían agotado sus existencias de paño verde y blanco y la demanda de percal para confeccionar banderas andaluzas sorprendía a los previsores fabricantes del ramo textil de Tarrasa y Sabadell. Las fachadas de las casas se fueron coloreando de andaluz durante varios días, hasta el punto de que al anochecer del sábado anterior al Día de Andalucía, las plomizas aguas del Guadalquivir se tornaban verdiblancas a su paso por los balcones de Triana. El ambiente creado fue tal que nadie se extrañó que los batidos que la central lechera repartía entre los manifestantes también fueran verdiblancos.

La prensa y la radio, por su parte habían ido creando un ambiente festivo y de invitación a la participación ciudadana que no ha existido en esta ocasión. Algunos importantes periódicos andaluces, por el contrario, han estado oponiéndose a las manifestaciones de este año hasta mediados de la pasada semana. La indecisión de UCD durante varias semanas y la negativa final a participar en las concentraciones de tres comités provinciales centristas constituyen nuevos elementos de freno a la gran jornada que se pretende para este año.

Por más que un dirigente socialista afirme que «lo que haga UCD de cara a las manifestaciones da lo mismo, porque no tiene capacidad de convocatoria más allá de su escuálida militancia", entre los convocantes de las manifestaciones de hoy no se oculta cierto temor a un pinchazo, cuando tan necesario es un éxito de público capaz de dar al traste con las reticencias del Gobierno ante el proceso autonómico andaluz. «Se trata de demostrar, a quienes cuando vamos a Madrid siguen recriminándonos haber tomado el camino del artículo 151 de la Constitución, que estamos en lo cierto y que el pueblo andaluz está detrás de la Junta y de los partidos políticos», afirma a EL PAIS, Rafael Escuredo.

En las filas del PSOE, PSA, PCE y entre el sector más andalucista de UCD, que junto al PTE-PTA constituyen el conjunto de fuerzas políticas convocantes de la manifestación, se está en el convencimiento de que el fracaso del Día de Andalucía, por baja asistencia de público o por incidentes graves, puede dar al Gobierno el pretexto que necesita para evitar el referéndum de iniciativa autonómica a realizar el próximo día 28 de febrero, que en caso de llevarse a cabo, y así parece que va a ser, lo será con la autorización del Gobierno, pero contra su voluntad.

El referéndum

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Pese al compromiso adquirido por el presidente Suárez con el señor Escuredo, de que el referéndum se celebrará el 28 de febrero, en la pasada semana, distintos miembros del Gobierno relacionados con la política andaluza dejaban entrever que no está dicha la última palabra sobre el tema. En la reunión de UCD de Andalucía, celebrada en Torremolinos, el pasado fin de semana, para elegir el comité regional del partido, Landelino Lavilla, presidente del Congreso y diputado por Jaén, afirmó que « si el referéndum es inevitable, está claro que Jaén lo saca adelante.» Antonio Fontán, ministro de Administración Territorial y ex diputado por Sevilla -actualmente lo es por Madrid- afirmaba a principios de semana que el referéndum se celebrará si el proyecto de ley orgánica de referéndum es aprobado por las Cortes a su debido tiempo. Ayer mismo, el señor Clavero, ministro de Cultura, diputado por Sevilla y presidente de UCD andaluza, expresaba su confianza en que: la tramitación del mencionado proyecto de ley orgánica «vaya con la celeridad suficiente para que el referéndum pueda celebrarse en la fecha señalada en la entrevista entre el presidente del Gobierno y el presidente de la Junta de Andalucía».

En las declaraciones de los tres ministros se pueden apreciar tres matices distintos, pero todos van en la línea de que el referéndum puede no celebrarse: en la fecha señalada. En la frase de Landelino Lavilla «si el referéndum es inevitable, en Jaén, sale,», queda claro que el diputado se alinea entre el sector del Gobierno -acaso sería más correcto decir prácticamente todo el Gobierno- que prefiere que Andalucía renuncie a la vía del artículo 151 de la Constitución, pero también deja claro que en caso de celebrarse el referéndum, «en Jaen sale». Es decir, dentro de Ia filosofía del popular, marica el último, el señor Lavilla no está dispuesto a cargar con el coste que para su imagen y la de su partido supondría el fracaso del referéndum en su provincia.

Las declaraciones del señor Fontán indican que Adolfo Suárez puede haber encontrado una salida a la encerrona que, según su opinión, le tendieron conjuntamente el señor Clavero y el presidente de la Junta. En la entrevista con Rafael Escuredo, éste le arrancó al presidente del Gobierno la promesa de que el referéndum se celebraría el 28 de febrero y en alguna medida Adolfo Suárez está siendo prisionero de esa fecha, y ha perdido capacidad de maniobra para evitar el referéndum, porque quedaría en entredicho. la palabra dada. Al vincular la consulta andaluza a la suerte que corra en el Parlamento el proyecto de ley orgánica sobre los referendos, el presidente del Gobierno está echando balones fuera e intentan do descomprometerse de lo pacta do con el presidente de la Junta.

Escuredo: "Vamos a poner las cosas en su sitio"

Sin embargo, éste ha salido al quite en un acto celebrado ayer en Sevilla, al que asistían el pleno de la Diputación y numerosos alcaldes de la provincia en el que advirtió a la opinión pública de que el proyecto de ley orgánica de referendum presentado por UCD hace prácticamente imposible la celebración de la consulta de iniciativa autonómica andaluza en la fecha señalada. El señor Escuredo denunció que la normativa concreta contenida en el citado proyecto de ley supone tal cúmulo de obstáculos y plazos que hace inviable la celebración del referéndum.

«Vamos a poner las cosas en su sitio ahora que estamos a tiempo», afirmó el señor Escuredo, y propuso que se modifique el mencionado proyecto de ley orgánica mediante negociaciones de las Fuerzas políticas o bien que el referéndum andaluz se convoque por decreto ley, como se ha hecho en los casos vasco y catalán.

Por lo que respecta a las declaraciones del señor Clavero, en el sentido de que «espera que se agilicen los trámites del proyecto de ley de modo que sea posible la cebración del referéndum en la fecha pactada», cabe otra lectura distinta. Las esperanzas del actual ministro de Cultura parece que hace tiempo que han dejado de correr paralelamente a los designios de Adolfo Suárez, y los sectores influyentes del Gobierno y de UCD.

"La encerrona" de Clavero

El presidente del Gobierno considera responsable a Manuel Clavero y al sector del partido a él afín, de que la autonomía andaluza camine por la senda del artículo 151 de la Constitución, y no por la del 143, a la que inevitablemente van a ser reconducidos todos los procesos autonómicos en marcha y por el que tendrán que ir los que todavía no lo están.

Fuentes bien informadas han indicado a EL PAIS que, antes de emprender viaje a Brasil, el presidente del Gobierno le encargó encarecidamente a Manuel Clavero que cortara en seco las veleidades de UCD en materia autonómica con el artículo 151 de la Constitución. Conducida la autonomía andaluza por el artículo 143, los demás procesos autonómicos no presentaban mayor problema. Sin embargo, la actitud del ministro de Cultura no se modificó por el toque de atención de la Moncloa y UCD se alineó con PSOE, PCE y PSA.

Por otra parte, Adolfo Suárez considera al ministro de Cultura responsable del error político que fue darle al presidente de la Junta una fecha para la celebración del referéndum. El mismo día de la entrevista Suárez-Escuredo, o el día anterior, hubo un contacto entre el ministro de la Presidencia, señor Pérez Llorca, y Alfonso Guerra, hombre fuerte del PSOE en Andalucía, en el que el ministro dejó claro que, en lo tocante a la autonomía andaluza, no ardía más cera que la del artículo 143. Manuel Clavero concertó la entrevista entre Adolfo Suárez y Rafael Escuredo de la que salió el compromiso del referéndum. Ello permitiría días después a Adolfo Suárez recriminarle al ministro de Cultura el haberle tendido una encerrona.

Estos incidentes entre Adolfo Suárez y Manuel Clavero, sumados al conflicto inicial en la formación del actual Gobierno, donde el señor Clavero se opuso a los más altos designios sobre el nombramiento de Ricardo de la Cierva como secretario de Estado para la Cultura, han dejado en débil posición al sector andalucista de UCD, tanto en el seno del partido como en el propio Gobierno. Los dieciocho votos en blanco cosechados por Manuel Clavero el pasado domingo en Torremolinos, donde fue reelegido presidente de la UCD andaluza, ha sido interpretado en la región como un claro rejón de castigo.

Ante este panorama cobra especial importancia lo que hoy suceda en las calles y plazas de Andalucía, porque puede ser el pretexto para el frenazo o el empujón definitivo a los sectores reticentes de UCD. Un dirigente comunista afirmaba a EL PAIS, que en Andalucía UCD se ha visto obligada a apoyar la vía del artículo 151, porque tiene un serio competidor en la izquierda y a la vez mantiene grandes esperanzas de hacerse con la dirección de la política andaluza.

Al margen de la fecha en que se celebre el referéndum, los partidos inequívocamente a favor de la continuación del proceso autonómico tal como está planteado actualmente, desconfían de la actitud que UCD y el Gobierno adopten ante los diversos pasos del proceso y ante el referéndum mismo.

Las segundas intenciones

Desde el PSA al PCE, pasando por el PSOE e incluso por sectores de UCD, se observa con preocupación la ausencia de UCD en las manifestaciones de Jaén, Córdoba y Granada y a punto ha estado de no participar en la de Almería. La preocupación vendría no tanto por la aportación de público que de su presencia pudiera derivarse, sino más bien de las intenciones que puedan ocultarse en esta actitud. Es lo que el presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo, llama el miedo al doble juego y a las segundas intenciones.

Curiosamente estas ausencias se producen en lo que ha dado en llamarse la Andalucía Oriental y coinciden con ataques lanzados en Granada por el diputado Giménez Blanco al «centralismo sevillano».

En opinión del presidente de la Junta este jugar al sí pero no puede ocultar segundas intenciones. Se puede decir sí al referéndum pero no al centralismo sevillano, y favorecer con ello la abstención. En medios socialistas y andalucistas existe el temor de que por vía de ley orgánica se establezca que en caso de que una provincia no alcance la participación exigida en la Constitución, automáticamente el proceso autonómico pasa del artículo 151 al 143. Sin embargo las fuerzas políticas están convencidas del éxito del referéndum en Andalucía. Las primeras encuestas son altamente positivas, salvo en Sevilla y Málaga, donde la participación prevista está por ahora ligeramente por debajo del porcentaje exigido por la Constitución.

De cualquier forma, aun aprobado el referéndum, el camino de la autonomía andaluza es largo; son muchos los trámites a cubrir y en cada uno de ellos el Gobierno puede proponerse ganar el tiempo necesario para conseguir el objetivo que se ha propuesto: que no haya más elecciones a parlamentos regionales en el actual período legislativo que las del País Vasco, Cataluña y Galicia. Sin embargo, el presidente de la Junta afirma que presentará la batalla que sea precisa para que en la primavera de 1981 haya Parlamento andaluz, de acuerdo con lo convenico.

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