El ministro de Economía insiste en la necesidad de realizar un importante aumento de la productividad
El ministro de Economía, José Luis Leal, manifestó ayer que «tenemos que realizar un importante esfuerzo de aumento de productividad» si queremos alcanzar los niveles de renta o bienestar del resto de los países europeos. El ministro, en la clausura del seminario sobre «Productividad, política de empleo y reestructuración económica», apeló a reglas «pacificadas» para hacer viable el reparto del aumento de la productividad.
José Luis Leal, que adelantó la creación de un grupo de trabajo en el marco de aquella Dirección General para continuar los trabajos sobre productividad, señaló que la definición de las citadas reglas atañe a economistas, técnicos y, en general, a la clase política y a los agentes sociales.«Los riesgos de un inadecuado reparto de la productividad », dijo el ministro (le Economía, «entre salarios, beneficios e impuestos son claros. Si se destina a crecimientos salariales, las empresas no invertirán y habrá desempleo; si se destina a las empresas, habrá autofinanciación, pero no habrá demanda, y si se destina desproporcionadamente al Estado, aumentará el riesgo de burocratización de la economía.» José Luis Leal, que definió el tema de la productividad como «uno de los principales problemas de fondo de nuestra economía», ilustró su intervención con datos sobre la actual situación española: un 12% más rica que en 1974, con una caída del empleo del orden del 8%, y con una producción de bienes y servicios de cada trabajador ocupado el 20% más alta que aquel año.
Productividad como principio-guía
El profesor japonés Kazukiyo Kurosawa, máxima autoridad mundial en el tema de la productividad, realizó la primera ponerícia del seminario, que se prolongó durante cuatro días. El profesor Kurosawa hizo descansar la mayor parte de su intervención sobre la metodología y los distintos sistemas de medición de la productividad. Subrayó, no obstante, que los índices son un mero instrumento aproximativo al que se debe complementar con el estudio de otros fenómenos, como el de la situación de los mercados de factores y productos, nivel de vida y otros agentes de la vida económica.Afirmó el profesor Kurosawa que los índices de productividad a utilizar en el marco de la empresa, tanto para orientar la acción del empresario como la negociación colectiva, deben ser índices de productividad total, basados en el valor añadido de la empresa.
Kazukiyo Kurosawa intentó en su ponencia aproximarse a la esencia del concepto de productividad, que definió como un principio-guía de la fuerza productiva que sirve de fundamento para mantener y desarrollar la sociedad en el proceso de interacción entre los seres humanos y la naturaleza o entorno.
Mejora de las condiciones de trabajo
Para Georges Spyropoulos, jefe del Servicio de Condiciones de Trabajo de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), «sin crecimiento económico no puede plantearse la mejora de las condiciones de trabajo», pero «no preservar y proteger el capital humano puede tener repercusiones económicas considerables».Para centrar el tema en la segunda de sus vertientes, Georges Spyropoulos defendió que la mejora de las condiciones de trabajo favorece la optimización de la utilización de los factores productivos. Apoyó esta afirmación, entre otros, en los costes relacionados con la garantía de la integridad física del trabajador y los costes relacionados con el comportamiento de la mano de obra (absentismo y rotación) para concluir con que los costes sociales para las empresas -directos e indirectos- podrían rebajarse con una mejora de las condiciones de trabajo.
Duelo liberalismo keynesianismo
El profesor Freyssenet, director del Instituto de Ciencias Sociales del Trabajo, de París, desarrolló en su ponencia la vieja contraposición liberalismo-keynesianismo, a partir de un supuesto de crecimiento lento de las economías.En una política macroeconómica de corte liberal, destacó el profesor Freyssenet que la recuperación de los márgenes de beneficios provocaría una reactivación de la inversión, una mejora de la productividad y una posición competitiva en el mercado mundial, además de favorecer el crecimiento de la producción y empleo. El «pero» que le encontró a esta política es la tendencia de la inversión a dirigirse a una mejora de la productividad con un efecto sobre el empleo «débil e incluso negativo».
En la política de corte keynesiano, destacó el profesor Freyssenet que se produce -de inmediato un fenómeno inflacionista, previo a una situación de pleno empleo y a problemas de financiación del sector público. Ambas políticas, añadió, buscan «efectos correctivos» en políticas de rentas, políticas selectivas de demanda o políticas de armonización internacional. Por lo que respecta a las políticas de creación directas de empleo, manifestó, el profesor Freyssenet que en la situación actual su impacto en la generación de puestos de trabajo resulta limitado.
Productividad-empleo
El jefe del Servicio de Derecho del Trabajo y Relaciones Profesionales e la OIT, Efrén Córdova, giró su intervención en el seminario sobre la necesidad de desarrollar las relaciones laborales como elemento previo al desarrollo de cualquier política de productividad. Política tomada en sentido lato y «no sólo como incentivos materiales». Efrén Córdova destacó que, a corto plazo, el incremento de productividad origina un descenso de empleo, por lo que se impone una colaboración tripartita -entrarían en.ella sindicatos, patronales, y Administración- para elaborar aquella política.La ponencia de Jean Mayer, miembro del Departamento de Empleo y Desarrollo de la OIT, se centró en la importancia de una infraestructura socio-económica de producción y distribución de bienes y servicios básicos que, a la vez de satisfacer una amplia gama de necesidades, sirva al mismo tiempo para mejorar los niveles de empleo y productividad, disminuir los desequilibrios regionales y aumentar la cohesión social..
En el posterior debate sobre la ponencia se concluyó que los programas de necesidades sociales presentan dificultades para llevar a término una evaluación racional de los mismos y determinar su eficacia. La existencia de un sector público desarrollado y activo, se dijo, sería una garantía para que la cobertura de las necesidades fuera más factible.
La conclusión última fue que los programas de necesidades sociales no sólo son útiles para el incremento de la productividad del sistema, sino que también sirven para lograr una cohesión social dentro del marco general del país.
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