Los ocupantes de la Gran Mezquita de La Meca, reducidos con blindados y artillería.
A pesar de que las autoridades saudíes afirmaron, por enésima vez en la tarde del domingo, que las fuerzas de seguridad habían recuperado el control de la Gran Mezquita de La Meca, asaltada el martes por «fanáticos musulmanes», el ministro saudí del Petróleo, jeque Zaki Yamani, reconoció ayer que algunos «rebeldes» podían haberse refugiado en rincones subterráneos del templo. «Los últimos escondidos» añadió Yamani, «no constituyen peligro para nadie», aunque no descartó que algunos de los fieles estuviesen todavía en poder de los asaltantes.
Fuentes diplomáticas informaron ayer que los comandos de la Guardia Nacional redujeron el domingo a los rebeldes que ocupaban la Gran Mezquita desde el pasado martes, utilizando varios carros blindados equipados con artillería ligera.El número de víctimas de los incidentes oscila, según las fuentes, entre cincuenta y trescientos, aunque, hasta ahora, no hay confirmación para ninguna de las cifras dadas.
Según el periódico kuwaití Al Anbaa, generalmente bien informado sobre los asuntos saudíes, las fuerzas de Riad, que el domingo tomaron al asalto, la Mezquita ocupada, arrestando a los hombres que la sitiaban desde hacía cinco días, dañaron seriamente cuatro de los minaretes y una de las puertas de entrada del edificio.
El rotativo, basándose en el testimonio de un peregrino kuwaití, cifra en ochocientos el número de asaltantes, y afirma que la mitad de ellos lograron escapar junto con sus rehenes, mientras que los restantes cuatrocientos lucharon hasta quedar reducidos.
Otro diario kuwaití, Al Siyassah, cree saber que entre los detenidos figura el autodenominado «Mahdi», que dirigió la ocupación de la Gran Mezquita de La Meca: Muhammed Abdullab Kahtani, de veintiséis años de edad, que fue arrestado ya en varias ocasiones anteriores a causa de su fanatismo político y sus «alucinaciones religiosas».
Cabe señalar que los ulemas, doctores de la ley coránica, que dieron su visto bueno al asalto de la Mezquita, se alegraron ayer públicamente del comportamiento de las autoridades saudíes. En una breve declaración y tras constatar que «el reino saudí seguirá siendo la fortaleza y el escudo del Islam», pidieron que a los insurrectos les sean aplicadas las sanciones previstas por la ley coránica.
Por último, una organización desconocida, que se autodenomina Movimiento de los Revolucionarios Musulmanes en la Península Arabiga, reivindicó en la madrugada de ayer, mediante una llamada telefónica, la responsabilidad del ataque en la Gran Mezquita.
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