La "cumbre" árabe de Túnez busca un compromiso entre Líbano, Siria y la OLP

El conflicto en el sur de Líbano y las delicadas relaciones entre el Gobierno de este país y la resistencia palestina han dominado las primeras reuniones de la décima cumbre árabe, abierta ayer en Túnez. Todo parece indicar que los participantes (entre los que no figura el presidente argelino, Chadli Benjedid, ni el rey de Marruecos, Hassan II) se encaminan a recomendar una «fórmula de coexistencia» entre sirios, libaneses y palestinos.El presidente iraquí, Saddam Husseim, abrió la sesión inaugural con un discurso de tono rígido, en el que solicitó que el mundo árabe ponga «todo su peso económico» al servicio de la lucha contra la «entidad sionista». El dirigente iraquí afirmó que, aunque los árabes son conscientes de su responsabilidad internacional, no podrá dejar de tener en cuenta la actitud de aquellos que «tratan de consolidar política y económicamente » a Israel.

En este sentido Saddam Husseim reiteró que Irak desea organizar una cumbre árabe económica, destinada a proponer «una estrategia del mundo árabe en función de la actitud política de sus interlocutores extranjeros».

El presidente tunecino, Habib Burguiba, quien actúa como presidente de la cumbre, hizo gala en su discurso de un tono y términos de carácter moderado, a través de los cuales subrayó que, no obstante la legitimidad del boicot árabe a Egipto, debe tenerse en cuenta que esta medida «no tiene por qué afectar a la población egipcia».

La flexibilidad de que dio pruebas el dirigente tunecino había sido puesta de manifiesto con anterioridad por el secretario general de la Liga Arabe, Chedli Klibi, al señalar que Egipto podrá ocupar de nuevo la plaza que le corresponde en el seno del mundo árabe, «si decide renunciar a su alianza con Israel».

La cumbre discutirá un documento de compromiso preparado por la conferencia ministerial, en torno a la situación del sur de Líbano y el tema de las relaciones entre el Gobierno de Elías Sarkis y la resistencia palestina. Según se sabe, el citado documento precisa que todas las partes, incluida Siria, deben organizar las relaciones de coexistencia».

En el mismo sentido se pronunció Burguiba, al afirmar que Siria, quien cuenta con 30.000 militares en Líbano, debe actuar en el sentido de «consolidar las estructuras del Estado libanés».

Las dificultades con que topan los participantes radican, sobre todo, en conciliar la idea, preconizada por Túnez y los moderados, de que el apoyo a la lucha de los palestinos no es incompatible con cierta «congelación» de sus actividades en el sur de Líbano, de manera que permita al Gobierno de éste controlar todo el territorio.

El sector representado por el Frente de la Firmeza considera, por su parte, que un compromiso de los palestinos en Líbano no debe apartarse de la «obligación de promover la solidaridad árabe

La delegación argelina a la cumbre está presidida por el jefe de la diplomacia de este país, Mohamed Seddick Benyahia, hombre de confianza del presidente argelino. La ausencia de Chadli Benjedid no se considera excesivamente significativa en Argel, en la medida en que la posición oficial de este país es contraria a toda iniciativa de encuentro secreto con Hassan II, en ausencia del Frente Polisario. Marruecos tampoco está representado por su monarca, sino por el primer ministro, Maati Buabid.