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Montajes teatrales de Tolstoi y Karl Valentin en Sevilla

«Nuestro montaje no se propone atacar a la pareja; ni siquiera al matrimonio como institución. Creemos que ya no es necesario demostrar, porque está demostrado y forma parte de nuestro acervo cultural, que el matrimonio como célula de transmisión del poder económico y de la ideología dominante no tiene sentido», ha declarado a EL PAIS el director de escena del grupo sevillano Teatro del Mediodía, José María Rodríguez-Buzón, acerca del montaje de La sonata a Kreutzer, de Leon Tolstoi, cuyo estreno se realizó en el Festival Internacional de Oporto.

Para Rodríguez-Buzón, «la familia entra ya en contradicción con la sociedad capitalista, con sus objetivos económicos, en tanto que su función de correa de transmisión ideológica la cumplen otras instituciones y medios con más eficacia». En consecuencia, la versión de Teatro del Mediodía sobre la obra de Tolstoi -que ha quedado reducida a dos personajes- quiere ser solamente una reflexión sobre una serie de verdades acerca del matrimonio, «que no por obvias son evidentes».La sonata a Kreutzer, con dramaturgia de Antonio A. Lapeña, es una comedia dramática con estructura bechtiana, aunque con insertos distanciadores, y un montaje concebido como un gran flash back, a partir del cual la pareja protagonista -interpretada por Isabel Ayúcar y Josep Minguell- va recordando el pasado y reviviendo sus conflictos. Formalmente se compone de dos actos y veinte cuadros, y utiliza secuencias cinematográficas como vehículo de expresión.

Teatro del Mediodía, uno de los dos colectivos que durante la pasada temporada dieron vida a la experiencia del Teatro de Repertorio, con más de cuatrocientas representaciones en toda la región andaluza, confía en que la creación de un teatro de calidad subvencionado por el Ministerio de Cultura pueda ser de nuevo una realidad en 1980, «a pesar de la campaña desatada en contra nuestra por algunos medios caciquiles de esta ciudad», como acusa Rodríguez-Buzón. En cualquier caso, el grupo ya tiene proyectados sus próximos montajes: La rebelión de los moriscos, sobre textos del poeta granadino Alvaro Salvador, y la adaptación de Juan de Mairena, de Machado, por Kim Vilar.

Esperpento recupera el cabaret

El otro grupo sevillano que puso en pie el Teatro de Repertorio fue Esperpento, con más de diez años de labor teatral a sus espaldas. Uno de sus integrantes, Pedro Alvarez Ossorio, ha confirmado que en la primera quincena de enero estrenarán el espectáculo en el que trabajan actualmente: Usted tiene otra visión del mundo, sobre textos originales de Karl Valentin, cómico alemán de cabaret de los años treinta, que a lo largo de su obra tiende un puente entre el musical y el cabaret literario como instrumento para la sátira política, social y cultural.Karl Valentin (1882-1948) empezó a interesarse por el cabaret a los veinte años, y durante la entreguerra representó, en unión de Liesl Karlstadt, en las cervecerías y los teatros de Munich, Berlín y Viena. El desconocimiento que de él se ha tenido desde su muerte hasta los años setenta puede deberse, como piensa Alvarez Ossorio, a que se negó a ir a Hollywood porque le aterrorizaban el barco y el avión, o a que los estudiosos del teatro han investigado la comedia y las situaciones cómicas, pero no a los cómicos en sí mismos. «Estamos acostumbrados a reirnos de y no a través de o por un cómico.»

Además, Valentin tiene para Esperpento otro valor singular: es un autor de la cotidianeidad, refleja situaciones conflictivas que tienen por sujeto a la pequeña burguesía, la capa más amplia de la población. No es un hombre de abstracciones ni grandes planteamientos filosóficos. No es tampoco el «gracioso» oportunista que utiliza el populismo para ridiculizar situaciones habituales y tópicas. «El convierte lo habitual en inhabitual por medio de la distorsión de la realidad.» Y su lenguaje es directo, popular.

El trabajo dramatúrgico que Esperpento ha realizado sobre Karl Valentin («Se pueden aplicar a sus personajes las teorías brechtianas mejor que a los de Brecht») clasifica en tres grupos a los sujetos de sus comedias: los personajes lógicos, que participan en los esquemas de funcionamiento y respuesta al uso, los irrealmente lógicos, que configuran la máscara de Valentin y sus enredos, y los realistas en el límite de la razón, que actúan de puente entre los dos anteriores y de enlace con el mismo público.

Como los ocho profesionales de Mediodía, los siete de Esperpento continúan haciendo equilibrios en la cuerda floja. Pedro Alvarez Ossorio apunta con sinceridad: «Si esto sigue así, tendremos que replantearnos nuestra existencia como grupo de teatro.»

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