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PAÍS VALENCIANO

Uno de los técnicos de la central de Cofrentes pide una investigación

Las presuntas anomalías en las soldaduras del reactor y edificio de contención de la central nuclear de Cofrentes, denunciadas días atrás por un técnico (véase EL PAÍS de 9 de noviembre) han sido puestas bajo intervención notarial hasta que se practiquen las diligencias necesarias para poder exigir la peritación de estas irregularidades, objetivo por el que fueron hechas estas denuncias.

La federación del metal de Comisiones Obreras, que ha tomado en sus manos el caso por estar el denunciante afiliado a esta central sindical, aseguró estar llevando adelante diversas gestiones para determinar el alcance de las denuncias, cuyo contenido será dado a conocer en los próximos días. En ellas, el responsable de controlar la calidad y garantía de las soldaduras comunica a la dirección de su empresa, Ibemo (Ibérica de Montajes Metálicos), supuestas anomalías en los trabajos efectuados desde junio de 1976.«No soy un avestruz que aguanta lo que no es verdad, mete la cabeza debajo del brazo y está dispuesto a pasar por todo», afirma para EL PAÍS José Antonio Abascal, gijonés, de cincuenta años, autor de las denuncias. «El primer día que llegué a Cofrentes me di cuenta del problema y le dije a la dirección si podía ir a otro trabajo porque no me gustaba la forma en que se estaba actuando. Me respondieron que me necesitaban allí porque era un hombre competente.»

El señor Abascal hace dieciséis años que accedió al cargo de jefe del equipo de soldadores de Ibemo, encargado, junto con un ingeniero, de la garantía y calidad de las obras realizadas. Su empresa ha efectuado importantes trabajos en la instalación de refinerias y depósitos de gas butano y decidió enviar a Abascal, antes de trasladarlo a Cofrentes, a la central nuclear de Lemóniz y a la de Almaraz (Cáceres) para adqulrir un adecuado aprendizaje.

«No me he preocupado nunca de la opinión pública. Lo que quiero es tener la conciencia tranquila de que sean demostrables las irregularidades que he constatado en los trabajos y que el problema se solucione. Cuando vuelva a mi puesto de trabajo, del que estoy de baja temporal por enfermedad, mantendré la misma postura si la empresa hace los trabajos deficientemente, porque las ideas de una persona nacen con ella y con ella mueren.»

El técnico de Ibemo conoce las simpatías que despierta en el movimiento antinuclear su actuación, pero considera que esto sale de su intención. «Creo que la energía nuclear es hoy necesaria y también creo que una central nuclear puede ser segura si se respetan las normas para su construcción. No hay que confundir el trabajo de mi empresa con lo que es una central nuclear.»

Según ha expresado el director de la central de Cofrentes, propiedad de Hidroeléctrica Española, Manuel Acero, estas anomalías representan sólo un 3,4% del total de las 4.500 soldaduras efectuadas, que se corrigieron garantizándose su adecuación a las normas de seguridad del código Asmi utilizado para el control de las instalaciones de Cofrentes.

Entre tanto, las relaciones laborales del señor Abascal con la dirección de Ibemo se han hecho más tensas al despedir a su hijo de veintidós años por faltas injustificadas al trabajo. «Se trata de una represalia contra mí», asegura, ya que las ausencias corresponden a visitas médicas por una dolencia de la que tiene conocimiento la empresa.

Las organizaciones ecologistas se han interesado por las repercusiones de estas denuncias, remitiendo al presidente del Consejo valenciano, de la Diputación Provincial y al alcalde de Valencia un dossier detallado sobre el caso. Según un escrito firmado por GEL (Grupo Ecologista Libertario), de esta forma «hace constar la existencia de anomalías en la central nuclear de Cofrentes, que daremos a conocer a la opinión pública oportunamente».

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