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La crisis iraní también repercutirá en la URSS

Los últimos acontecimientos en Irán no deberían tener más que una incidencia secundaria sobre los problemas energéticos globales con que se enfrenta ahora la Unión Soviética.Antes de la revolución iraní, Moscú importaba al año unos 10.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Irán, por medio del gasoducto Trans-Irán, de acuerdo con un contrato firmado durante la época imperial y que debía seguir vigente hasta 1983.

En los momentos de mayores trastornos en Irán, el invierno pasado, se interrumpió del todo el suministro de gas iraní a la URSS, causando graves dificultades a las industrias y a la población de Armenia y Georgia, repúblicas soviéticas del Cáucaso, de las que se hizo eco la prensa local.

Luego se reanudaron las exportaciones de gas a la URSS, pero alcanzan solamente el 50% del nivel prerrevolucionario, cifrándose en unos 12,5 millones de metros cúbicos diarios según datos recientemente publicados en Irán.

Cabe suponer que una futura reducción de producción de petróleo en Irán causaría una disminución en la producción y ulterior exportación de gas natural.

Sin embargo, los problemas energéticos que afectan ahora a la URSS tienen raíces más profundas y no se deben simplemente a trastornos coyunturales.

La producción, energética soviética no satisface actualmente las necesidades del país, debido a graves fallos de varios ministerios, denunciados por la prensa moscovita; al agotamiento de pozos existentes y a los problemas planteados por la explotación de nuevos recursos.

No se ha cumplido el plan para la producción de petróleo, que preveía para este año un crecimiento del 3,8% con respecto a 1978. Según datos oficiales, sólo se alcanzará un crecimiento del 3%, que refleja el progresivo bajón registrado en los últimos años (entre 1961 y 1971, la media anual de crecimiento de la producción petrolífera fue del 9,1 %).

Si bien la situación es algo mejor con respecto al gas, se ha observado un retraso en la construcción de centrales atómicas, no se ha cumplido el plan para la extracción de carbón y, único dato positivo, se prevé un aumento del 9% en la producción de electricidad.

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