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Hipergranada: se venden alimentos frescos, aunque hay un plazo para terminar los productos perecederos

«Si está usted a favor de la apertura del Hiper, firme aquí.» Muchos granadinos no se resignan a que la cooperativa se haya construido ilegalmente y haya que demolerla. Por otra parte, sus responsables han hecho caso omiso del plazo de un mes dado por el alcalde para terminar de vender los productos perecederos y continúan ofreciendo pescado, carne y verduras del día. Mientras en Granada algunos se preguntan qué habrá detrás del caso, Eduardo Castro estuvo de compras en el Hiper.

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A pesar de haber sido construido sin licencia de obras, en terrenos no urbanizables del Plan General de la comarca de Granada, y carecer de la correspondiente licencia municipal de apertura, las instalaciones de Hipergranada se encuentran actualmente abiertas al público, gracias al plazo de treinta días concedido por el alcalde provisional de la ciudad, Arturo González Arcas, del PSA, para que la cooperativa «se deshaga de los productos perecederos almacenados en el interior del edificio». EL PAÍS estuvo ayer de compras en el Hiper granadino y no sólo encontró pescado, carne, huevos, verduras y frutas del día, sino que pudo comprobar cómo el creciente ritmo de afluencia de clientes desbordaba ya prácticamente la capacidad del mismo, desde el aparcamiento hasta la propia sala de ventas.«Si está usted a favor de la apertura del Hiper, firme aquí», dice un cartel colocado en el interior del establecimiento, junto a la enorme puerta de entrada y salida. Debajo mismo del cartel, los folios de papel donde los clientes van estampando su firma, junto al correspondiente número del carné de identidad, se amontonan sobre una mesa expresamente puesta allí para ello, bajo la vigilancia de una joven cooperativista que, forzando una sonrisa de pretendida amabilidad, nos anunció victoriosa: «Ya llevamos más de 40.000 firmas recogidas, y eso que aquí no las falsificamos.»

El refrendo de más de 40.000 granadinos que, según los cooperativistas del Hiper, han firmado ya en favor de la legalización del edificio ha sido, por otro lado, interpretado, en medios políticos andalucistas, como la «expresión de la voluntad del pueblo de Granada, que, al pronunciarse mayoritariamente en contra de la demolición del centro, es la única opinión digna de tener en cuenta y de ser democráticamente respetada en estos momentos».

Precisamente, el señor González Arcas justificó, en su día, la decisión de posibilitar la apertura del polémico centro comercial en una encuesta encargada por el PSA a la casa Metra-Seis y cuyos resultados, aunque no han sido aún oficialmente publicados, eran «rotundamente favorables, a la no demolición del edificio».

Según el alcalde provisional, de todos los entrevistados por Metra-Seis no hay nadie que se abstenga de manifestar su opinión y, mientras un 7% se muestra indeciso, el 70% se pronuncia en contra de la demolición, frente a sólo un 23% favorable a la misma. Con tales ases en la manga, no es de extrañar, pues, que determinados líderes granadinos del partido andalucista consideren ya el tema del Hiper como «una gran batalla política ganada por el PSA a los partidos centralistas del bloque PSOE-PCE».

Pero, con sondeos de opinión popular o sin él, con victoria política o sin ella, lo cierto es que los granadinos están acudiendo en masa al reclamo de las ofertas y precios mínimos que Hipergranada «garantiza en todas sus existencias».

No pocas han sido las personas que, sin embargo, a niveles populares, incluso entre los mismos que ya se han convertido en clientes del Hiper, se han preguntado intrigadas qué gato habrá encerrado detrás de todo este asunto. Porque lo que nadie duda ya, es que «algo se nos está ocultando a los ciudadanos respecto a Hipergranada, tanto por parte de los cooperativistas como por algunos partidos políticos», según nos decía ayer un matrimonio en la cafetería del centro comercial. Su opinión no hacía más que confirmar, por otro lado, el rumor que en forma de chiste circula estos días por Granada: «Detrás del Hiper no es un gato lo que hay escondido, sino todo un zoológico entero.»

Porque, en efecto, no puede por menos que llamar la atención el hecho de que este complejo comercial se encuentre funcionando dentro de la más absoluta normalidad, con el visto bueno del alcalde provisional y con un indiscutible éxito de público, cuando, por no tener, ni siquiera tiene los correspondientes permisos de la Dirección General de Carreteras y la Jefatura Provincial de Tráfico para la apertura de accesos a su amplio aparcamiento desde la N-342,junto a la que ilegalmente se ha construido.

Un aparcamiento, por otro lado, con capacidad para mil automóviles, pero que ayer había sido completamente desbordado por la gran afluencia de clientes. No sólo era imposible, a la hora punta del mediodía, encontrar un hueco en el mismo, sino que había coches a ambos lados de la carretera, enfrente del Hiper, y en un enorme solar colindante que, en la actualidad, se encuentra baldío, probablemente a la espera de la suerte que corra el Hiper para que se decida su futuro uso.

La afluencia de público registrada a media tarde en el interior de la tienda fue superior a las 4.000 personas, según cálculos del propio director del Hiper, Carlos Vila. Cuando preguntamos cómo era posible que todavía se ofrecieran productos del día, después de más de una semana de ventas, y dado el ritmo de afluencia comprobado, el señor Vila nos dijo que «por supuesto, todo lo que se vende como fresco en el Hiper lo es de verdad. Aunque ya he dicho que en el plazo de treinta días hay tiempo suficiente para deshacernos de los productos perecederos, cuatro o cinco veces, lo que no vamos a hacer es desaprovechar la oportunidad, sino que vamos a apurar el plazo hasta el final».

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