El mercado de valores en el primer semestre de 1979
En el Boletín Económico que mensualmente publica el El Banco de España se hacen una serie de consideraciones en torno a la evolución del mercado de valores, en el primer semestre del año, que consideramos interesante recoger. Destacan en el citado trabajo: el incremento de las emisiones de renta fija con origen en el sector público, el endurecimiento en las condiciones de emisión de los empréstitos y la desviación observada hacia la inversión en depósitos, en detrimento de las tradicionales inversiones en renta fija
Los fondos canalizados a través del mercado primario, de emisiones, durante el primer semestre de 1979, se elevó a 234.300 millones de pesetas, con un incremento en relación a igual período del año anterior estimable en un 29,5%.El citado incremento no resultó proporcional, y mientras las emisiones del sector público aumentaron casi un 64%, las privadas crecieron solo un discreto 7%, estableciéndose además una importante alteración en su reparto entre emisiones de renta fija y variable. Así, mientras que las primeras registraron una importante disminución, las emisiones de renta variable, con los 48.000 millones alcanzados, doblaban los fondos canalizados por igual procedimiento en los seis primeros meses de 1978.
Es importante establecer la diferencia entre aquellas emisiones cuya cobertura fue coactivamente impuesta, mediante los reguladores legales de inversión en valores, y que totalizaron 187.400 millones, y los 47.000 de las emisiones no computables para los coeficientes de inversión obligatoria de las cajas de ahorro.
Asimismo es interesante señalar el endurecimiento en las condiciones del mercado, reflejado por el importante incremento en los tipos de interés, la disminución en los períodos de amortización y la caída del mercado secundario, especialmente puesta de manifiesto en el segundo trimestre del año (véase cuadro número 1).
El mercado de renta variable
Como antes se apuntaba, las emisiones de acciones experimentaron un notable incremento, doblando prácticamente los fondos conseguidos por similar procedimiento en igual período del año anterior, y de los cuales correspondieron en sus tres cuartas partes a sociedades no financieras.Hay un dato muy significativo que se aprecia en el cuadro número 2, y es que el incremento en el volumen de financiación se correspondió con una importante reducción en el número total de emisiones, lo que induce a pensar que las emisiones a la par han sido más numerosas en estos seis primeros meses que en el ejercicio anterior.
Esta circunstancia se justifica en primer lugar en el endurecimiento en el mercado de renta fija, que ha llevado a muchas sociedades a volver sus ojos hacia las ampliaciones de capital; en segundo lugar, la necesidad que numerosas empresas tenían de mejorar la relación entre su endeudamiento y sus recursos propios; en tercer lugar, pero no menos importante, la notable disminución observada en las cuentas de regularización y otras reservas aplicables a ampliaciones de capital, total o parcialmente liberadas; y por último, la posibilidad de que el mejor comportamiento observado por el mercado secundario, sobre todo en los últimos días del primer trimestre, hubiese podido tener algún efecto estimulante sobre los emisores potenciales (véase cuadro número 2).
Los fondos canalizados por el mercado de renta fija, tanto pública como privada, en los seis primeros meses de 1979, ascendieron a 186.400 millones de pesetas, un 19,4% superiores a los de igual período del año anterior. Ahora bien, esta expansión cabe, cuando menos, calificarla de aparente, pues el principal emisor, con un 68% del total, fue la Administración pública, y además, al menos 187.500 millones fueron colocados a través de los coeficientes de inversión obligatoria, con lo que en realidad los fondos canalizados por el mercado descendieron ligeramente.
Así pues, sólo los mecanismos forzosos de colocación están canalizando fondos hacia el mercado de renta fija, y aun así las emisiones privadas sufren las consecuencias de las paulatinas reducciones en los coeficientes obligatorios en las cajas de ahorro. Lo que lleva a una situación de práctico estancamiento en las emisiones de obligaciones computables del sector privado, conforme se puede apreciar en el cuadro número 3.
Las condiciones de emisión, como anteriormente se apuntaba han sufrido un apreciable endurecimiento, con una elevación media de los tipos de interés superior al medio punto, en relación a los aceptados en el primer semestre del año anterior. Las eléctricas, por ejemplo, han pasado de emitir al 12% neto, a tener que hacerlo al 12,65%, manteniendo los diez años de vida de los empréstitos.
La situación actual de la Bolsa tiene mucho que ver con este encarecimiento, pero la limitación hasta su práctica extinción de las emisiones convertibles, emitidas generalmente a un tipo inferior al de las no convertibles, ha tenido una influencia decisiva a la hora de determinar el incremento en los costes de financiación por la vía de emisión de empréstitos para las empresas.
Todos los datos tratados apuntan por un estancamiento, e incluso una reducción, de oferta de fondos en el mercado de renta fija, acompañada de un mayor coste de los recursos financieros obtenidos en el mismo (véase cuadro número 4.)
La colocación de las emisiones
Básicamente se mantuvieron los canales tradicionales de colocación de emisiones, siendo el Banco de España, la banca privada y las cajas de ahorro los tomadores más destacados, conforme se puede apreciar en el cuadro 5, donde así mismo resalta un discreto avance en el papel tomador del «resto del mercado», si bien su cuantificación, dado el carácter residual de este grupo, es muy problemático, pues normalmente recoge los errores sobre la actuación de otros agentes. En este cuadro, llama la atención la evolución abiertamente negativa (-56.000 millones de pesetas) que en 1978 experimentó la posición del Banco de España en las emisiones públicas. Esta importante disminución se debió a que la modificación introducida en la forma del cómputo del coeficiente de fondos públicos en la banca y las cajas de ahorro en 1977 produjo importantes traspasos de cédulas para inversiones de las carteras de aquéllos al Banco de España, fue anulada, volviéndose al sistema anterior, y para su cumplimiento fue necesario un flujo de las citadas cédulas en sentido inverso, traspasándose de la cartera del Banco de España a las de las cajas de ahorros y la banca.El Mismo cuadro 5 indica una reducción del papel de las cajas de ahorro en la absorción de obligaciones, derivada sin duda de la paulatina reducción del coeficiente de fondos públicos.
El mercado secundario
La mejora experimentada por el mercado secundario en el primer trimestre del año, como consecuencia de la favorable situación monetaria, la evolución de los precios y el clima de estabilidad, que llevó al índice general de la Bolsa a situarse un 8% por encima de los valores de primero de año, se vio truncada en el mismo mes de abril, y desde entonces mantiene una clara orientación negativa, apenas interrumpida por algunos reajustes de tipo técnico.El conjunto del semestre resulta, pues, negativo y en él se aprecian grandes disparidades, que van desde los casi seis puntos de ganancia que experimentaban los bancos comerciales hasta la minusvalía de más de treinta puntos de las siderúrgicas.
La negociación efectiva se mantuvo estancada, probablemente a causa de la disminución que experimentaron en su contratación los bonos de la banca industrial, fenómeno que está más relacionado con la inversión en depósitos que con la inversión bursátil. La contratación de obligaciones no bancarias dobló la registrada en el período enero-julio de 1978, situándose en 890 millones de pesetas. Las cotizaciones de las obligaciones mantuvieron una evolución continuada a la baja, obedeciendo fundamentalmente a la elevación de los tipos de interés.
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