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Talgo con camas entre París y Madrid en 1981

La Renfe y los Ferrocarriles Nacionales Franceses (SNCF) firmaron el lunes en París un acuerdo para la creación, a partir de mayo de 1981, de un nuevo servicio de coches-cama entre Madrid y París, en un tren tipo Talgo enteramente español. El nuevo tren, construido como material Talgo pendular, reducirá en tres horas el actual horario hasta un máximo de doce.

«Lo relevante del protocolo que hemos firmado hoy con la SNCF francesa consiste en que un tren de fabricación española, de alta calidad y que será explotado totalmente por nuestra Administración, intensifica la colaboración ya existente entre las dos redes ferroviarias, francesa y española», declaró el presidente de Renfe, Ignacio Bayón. Pocos momentos antes, al lado del director general, Enrique de Aldama, y de otros tres altos responsables de los ferrocarriles españoles, había firmado el protocolo antedicho, al lado de su colega de la SNCF (renfe francesa), Jacques Pellicer. Según este acuerdo, a partir de mayo de 1981 entrará en servicio una nueva línea Madrid-París-Madrid mediante un tren Talgo pendular.Dicho tren es semejante al que ya une Barcelona con París y con Ginebra, pero su modernización permite mayor confort y alcanzar velocidades superiores. El trayecto Madrid-París será cubierto en doce horas, es decir, tres menos que el empleado actualmente por el Puerta del Sol (tren francés), contrariamente a lo que será el nuevo Talgo. Este último estará compuesto únicamente por coches-cama y ofrecerá a los pasajeros departamentos dobles, convertibles en individuales, y departamentos turistas de cuatro camas cada uno de ellos. Al entrar en servicio el Talgo París-Madrid, desaparecerán los coches-cama del Puerta del Sol, que únicamente se compondrá de coches-litera y de plataformas portuautomóviles. Esto permitirá transportar los coches desde Madrid a París, o viceversa, en algo más de doce horas. El presidente de Renfe abordó globalmente los problemas de los ferrocarriles españoles, para concluir que, «dentro de media docena de años, la red española puede ser tan buena como la de Europa; pero esto sólo será posible si, desde hoy ya, se opera el cambio fundamental de infraestructura; ello supone, a largo plazo, mucho dinero y una voluntad nacional inquebrantable, al margen de toda consideración política o de otro orden».

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