El "caso Boulin" deriva hacia un asunto de Estado en Francia
El ministro francés de Justicia, Alain Peyreffitte, «mis propios amigos políticos», un juez de instrucción y un promotor inmobiliario son acusados, en una carta póstuma, por Robert Boulin, el que fue ministro de Trabajo, como los responsables últimos del gesto que le condujo al suicidio el lunes pasado. El affaire Boulin, sumado a otros dos recientes que conciernen al jefe del Estado y al primer ministro, «ha asestado un golpe serio a un Gobierno que, una vez más, podría ser salvado por la inexistencia de una oposición creíble», estiman los observadores.En un amplio y meditado ajuste de cuentas de ultratumba, dirigido en forma de carta a la agencia France Presse (también escribió textos similares a otros medios informativos), el señor Boulin aportó ayer al dossier de su suicidio un documento que ha impresionado a los franceses y ha «tocado» a los medios políticos y al Gobierno más directamente.
El que fuera ministro de Trabajo formula cuatro acusaciones: «La colusión evidente de un estafador paranoico, mitómano, perverso; de un juez ambicioso, odioso, y de ciertos; medios políticos, entre los que, por desgracia, se encuentran mis propios amigos, han hecho que se sospeche de mí». De manera más concreta, el ministro suicidado acusa al señor Peyreffitte de «preocuparse más de su carrera política que del buen funcionamiento de la justicia». El señor Boulin explicaba así la razón de su suicidio: «Un ministro en ejercicio no puede ser objeto de sospecha; sobre todo cuando se ha sido ministro del general De Gaulle.»
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El suicidio del ministro de Trabajo mina la credibilidad del Gobierno francés
(Viene de primera página.)
El vendedor de terrenos «estafador y paranoico» acusado es Henri Tournet, amigo del ministro suicidado. Tournet se dice gaullista de toda la vida y afirma haberle financiado las campañas electorales al señor Boulin y «prácticamente regalado» las dos hectáreas de terreno para la construcción de una casa de campo. Ayer, al enterarse de la carta póstuma del ex ministro, declaró: «La honestidad de Boulin es un camelo. Mintió antes de morir y miente en su carta.» El señor Boulin dice en la carta que Tournet es, un traficante, «que se ha declarado insolvente, en Neuilly, como en España (en Ibiza, en donde reside frecuentemente), y que se dice propietario de terrenos que pertenecen a terceros o a sociedades sospechosas», deja entender el ministro.
El juez acusado, Van Ruymbeke, de Caen, encargado de instruir el affaire de transacciones inmobiliarias en las que se implicó al señor Boulin, parece gozar de: buena consideración entre sus colegas, que lo califican de «riguroso y hombre de talento».
Los «medios políticos» aludidos por el ministro se estima que pertenecen a la Agrupación por la República (RPR) gaullista, pero de manera concreta se apunta al actual ministro de Justicia, Alain Peyreffitte. A juzgar por el conjunto de la carta del señor Boulin, Peyreffitte sería el activador de la campaña- político-jurídica y con «fugas» a la prensa, encaminada a su desacreditación en el momento en que se hablaba de él como futuro primer ministro.
Ayer, tras un Consejo de Ministros dramatizado, se pensó que el señor Peyreffitte podría dimitir, pero hizo público un comunicado en el que recordaba sus veintiún años de amistad con el ministro suicidado y explicaba que no había podido hacer nada por él en tanto que ministro de Justicia. El vendedor de terrenos ya citado afirmó que «una alta personalidad» estaba en el centro del affaire Boulin. Al enterarse de que éste citaba al señor Peyreffitte, añadió: «Cuando lo cita, sus razones tendrá.»
La declaración post-mortem del señor Boulin deshizo en pocos minutos las acusaciones contra la prensa formuladas por los partidos, salvo los socialistas el día anterior. Una vez más se anotaba que el Partido Comunista, como en todos los momentos difíciles que ha atravesado la V República, se ha asociado «a los comentarios del diario ultraderechista L'Aurore. Sus intereses electorales, contra los socialistas, mandan.»
La prensa, rehabilitada
En Libourne, ciudad de la que era alcalde el señor Boulin, el vecindario cree que «algo mucho más grave que la compra de un terrenito ha conducido al suicidio al ministro». El presidente de la Asamblea Nacional, señor Chaban Delmas, que habló de asesinato de la prensa el lunes, ayer rectificó y aseguró que «el asesino es quien ha dado el dossier a los semanarios que lo publicaron».
El director del diario independiente Le Monde, en un comentario de primera página, apuntaba ayer hacia quienes rápidamente habían acusado a los periódicos y recordaba que «queda por aclararse otro asunto, que el drama actual no debe servir para que se oculte», refiriéndose implícitamente a «los diamantes de Bokassa». Alguna prensa extranjera, como la británica, ha hablado de «un Gobierno se hunde en el escándalo ». Lo cierto es que un hecho patético se ha convertido en asunto de Estado, que mina la imagen de un poder que, por otra parte, a los ojos de la opinión pública, no tiene adversario creíble en la oposición.
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