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El Gabinete Thatcher elimina las restricciones existentes en los mercados de cambio

El Gobierno británico ha abolido, con efectividad al día de ayer, todas las restricciones legales existentes desde la época de la segunda guerra mundial sobre el mercado interior de cambios, lo que permitirá a los ciudadanos británicos comprar y vender monedas extranjeras, al tiempo que autorizará a los extranjeros a especular dentro del país con la libra esterlina.Tras cuarenta años de existencia de dichos controles sobre el mercado de cambios en Gran Bretaña, el anuncio del secretario del Exchequer, Sir Geoffrey Howe, cayó como una sorpresa en los medios económicos y financieros de la City. El anuncio fue realizado el pasado martes.

Según este anuncio, los británicos podrán abrir en los bancos de las islas cuentas en moneda extranjera. Asimismo podrán mantener cuentas en bancos extranjeros o fuera del territorio británico y se les permitirá repatriar y sacar fuera del país los beneficios o dividendos que obtengan por sus inversiones en mercados exteriores o por la venta o adquisición de propiedades en el extranjero.

En principio, la cancelación de los controles que pesaban sobre los mercados de cambio o sobre el uso y disposición de monedas extranjeras y libras esterlinas en territorio no británico, favorecerá las inversiones inglesas en el extranjero a nivel privado (propiedades inmobiliarias, etcétera), a la vez que favorecerá el turismo exterior.

Los controles sobre los mercados de cambios fueron impuestos en Gran Bretaña, en 1939, al comienzo de la segunda guerra mundial, y fue una medida cuyo objetivo principal era limitar la especulación sobre la libra esterlina ayudando así a mantener estable su valor.

«Afortunadamente, esos días (de la especulación irresponsable) han pasado a la historia», declaró Sir Geoffrey Howe, al anunciar las medidas. «Esos objetivos de mantener estable nuestra moneda», añadió, «se consiguen por medio de unas políticas fiscal y monetaria adecuadas.»

La decisión del Gabinete conservador fue inmediatamente criticada por el Partido Laborista, que, en una declaración, estimó que el levantamiento de las restricciones produciría una auténtica ola de evasión de capitales, especialmente en lo que respecta al capital industrial. Según los laboristas, los inversores británicos buscarán para sus inversiones zonas de mayor estabilidad o plusvalía.

Una de las consecuencias prácticas de la abolición de los controles será la desaparición del llamado mercado de inversión de monedas, que permitía previamente la compra de ciertas acciones y propiedades extranjeras bajo supervisión gubernamental.

En otro terreno, los británicos no necesitarán ya autorización previa gubernamental para comprar divisas para turismo, ni se exigirá que el pasaporte quede marcado por la cantidad de divisas adquiridas. El control de aduanas sobre movimientos de dinero también desaparecerá, como también lo hará la obligación de cada ciudadano británico de devolver a la entrada las divisas compradas y no gastadas en sus viajes al extranjero.

Otra consecuencia muy importante de la decisión del Gobierno Thatcher se refiere a la posibilidad de que cualquier extranjero pueda usar y adquirir libremente las libras esterlinas. Según medios gubernamentales, esta medida favorecerá el hecho de que la libra pueda pasar a ser un medio de pago en el comercio internacional (especialmente, el petróleo) y que muchos capitales extranjeros lleguen a Londres atraídos por las facilidades e intereses británicos.

En otro aspecto, el propio Sir Geoffrey Howe destacó el hecho de que la liberación de los mercados de cambio favorecerá la inversión en otros países, especialmente en sectores de máxima rentabilidad.

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