Acuerdo para la reaparicion del "Times" de Londres
El domingo 21 de octubre de 1979 pasará a la historia como una fecha memorable en el periodismo británico. A la una de la tarde de ese día dos hombres, con visibles síntomas de fatiga en sus rostros, pero con una amplia sonrisa en sus caras, emergieron de la puerta principal de una de las catedrales del periodismo mundial, y anunciaron urbi et orbi la buena nueva: «Hay acuerdo.» El acuerdo suponía que uno de los periódicos más antiguos de Europa y quizá la cabecera más respetada del periodismo mundial, el veterano The Times, volverá a publicarse tras una suspensión de cerca de once meses. El diario volverá a los quioscos hacia mediados de noviembre. En efecto, el Times, el Sunday Times y sus tres suplementos verán de nuevo la luz aproximadamente en cinco semanas, casi un año desde que el Times se pusiera a la venta por última vez, el 30 de noviembre de 1978.
El periodismo mundial está de enhorabuena. Los 4.300 empleados de los Times newspaper no ocultan su satisfacción. Gran Bretaña sigue contando con una institución nacional que representa, mejor que ninguna otra, a su mayoritaria clase media. Y, sin embargo, lo más importante en la solución del conflicto del Times no reside en que un conflicto laboral ha sido resuelto. La importancia estriba en que cuando el Times reaparezca, la industria periodística británica habrá dicho adiós a una época, a la del plomo, para cambiarlo por otra, la de la electrónica.Y es curioso que la técnica ha estado a punto de costarle al Times dos malas pasadas desde su fundación en 1785. En 1815, el Times estuvo al borde del cierre, cuando sus empleados se negaron a admitir una prensa movida por vapor, que iba a sustituir otra manual. Una nueva innovación técnica, esta vez la fotocomposición electrónica, ha estado a punto de causar el cierre definitivo del periódico.La huelga le ha costado a la empresa treinta millones de libras esterlinas (unos 4.500 millones de pesetas), pero, según los expertos, el experimento ha merecido la pena, y no solamente para el Times, sino para el resto de la industria periodística británica. Hay que decir que la empresa del Times, cuya -Compañía matriz es la organización Thomson, propietaria de cientos de periódicos y estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y Canadá y de una gran parte de las acciones del petróleo del mar del Norte, ha podido costear sin grandes sacrificios la suspensión en estos últimos once meses.
Todo empezó cuando los Times newspaper anunciaron el pasado año su intención de ir a la fotocomposición electrónica por medio de las pantallas de composición, decisión que provocó inmediatamente la declaración de la huelga por parte de los sindicatos, ya que los representantes sindicales vieron en ello, con razón, una amenaza a los niveles de empleo.
Duras negociaciones
Después de varias negociaciones duras, la empresa pudo llegar a acuerdos satisfactorios parciales con cinco de los seis sindicatos que operan en el Times, pero se estrelló ante la obstinación del sindicato de cajistas a aceptar las nuevas condiciones laborales de la empresa.La pasada semana fue especialmente dramática, ya que todos -sindicatos, empresa y personal estaban absolutamente convencidos que los periódicos cerrarían para siempre.
Pero el resto de los trabajadores no estaban dispuestos a admitir que un sindicato minoritario decidiera su futuro. Y por eso, cuando se iba a anunciar el cierre definitivo, la empresa fue convocada a la sede de la central sindical británica para celebrar conversaciones de última hora. Y al final se produjo el acuerdo con la National Graphic Association.
El acuerdo, aunque ha merecido la pena, es costoso para el Times: en términos monetarios supone un salario básico de 250 libras semanales (unas 37.500 pesetas) para el personal de talleres por una semana laboral de 34 horas. Pero la empresa ha conseguido cosas importantes:
1. Los salarios se incrementarán de acuerdo con una escala creciente de productividad.
2. La duración del acuerdo será de dos años.
3. Habrá reducciones de personal de acuerdo con la nueva tecnología. Estas reducciones se someterán a un comité de arbitraje y ambas partes se comprometen a aceptar las resoluciones de dicho arbitraje.
Y por último, la cuestión más espinosa: la posibilidad de que el personal de redacción y publicidad maneje directamente las pantalla de fotocomposición. En este punto el más arduo y dificil, las dos partes han llegado a un acuerdo, en virtud del cual dejan un plazo de un año para que los sindicatos, en representación de talleres y de redacción, puedan llegar a un acuerdo en torno a este tema.
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