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Entrevista:

"El Plan Económico del Gobierno debe aplicarse vigorosamente en la lucha contra la inflación"

El Deutsche Bank, tercer banco privado en el ranking mundial, después del Bank of America y el Citibank, ambos norteamericanos, inauguró ayer su sucursal en España. Con el principal banco alemán son ya siete las instituciones de crédito extranjeras instaladas en nuestro país desde la liberación legislativa iniciada con la transición. El Deutsche Bank tiene unos recursos ajenos de 136.400 millones de marcos (casi cinco billones de pesetas, un billón más que el presupuesto consolidado del Estado español) y unos propios de 4.573 millones de marcos. Con este respaldo, más 42.494 personas en plantilla y 1.342 sucursales y agencias en el mundo, Wilfried Guth, uno de los dos miembros portavoces de la junta directiva del banco alemán, acudió ayer a Madrid. le entrevistó.

Pregunta. En un primer análisis, la situación monetaria y financiera mundial parece atravesar un momento especialmente crítico. ¿A qué factores, en su opinión, obedece esta situación?Respuesta. La causa principal de la inseguridad monetaria y de las recientes fluctuaciones en los mercados de divisas reside, a mi entender, en el fortalecimiento de las tendencias inflacionistas prácticamente en todo el mundo, pero. especialmente en EEUU. Por supuesto, el crecimiento de los precios se debe, en gran parte, pero no exclusivamente, a las drásticas subidas de precios en el sector energético. Afecta también negativamente sobre el clima de los mercados financieros la incertidumbre sobre la futura política de precios y suministros de la OPEP y sus consecuencias para el crecimiento de los países importadores de petróleo. Todos temen el círculo vicioso: debilidad de dólar -nuevo encarecimiento del petróleo-, recesión.

Otro factor de inseguridad lo constituye el hecho de que faltan elementos de orden en el Sistema Monetario Internacional, desde la introducción del floating general y a pesar de todos los esfuerzos realizados en este sentido. Así, el sistema se basa, en gran parte, en la buena cooperación entre los bancos centrales, la cual, por cierto, está altamente desarrollada. En lo que a la debilidad del dólar durante las semanas pasadas concierne, creo que las valientes y consecuentes medidas tomadas por el Federal Reserve, el 5 de octubre, pueden aportar una estabilización, ya que están orientadas a combatir el causante principal del debilitamiento, que es la inflación.

P. Respecto a estas medidas, ¿no cree usted que serán necesarias decisiones más enérgicas si el dólar no consigue más resultados que la tímida recuperación obtenida en Tokio en los últimos días?

R. Las medidas del señor Volcker (presidente del Federal Reserve Board norteamericano) son de por sí sumamente fuertes y no hace falta un aumento de calibre en las mismas. Naturalmente, el incremento del interés crea también unos problemas. Pero lo importante es que el Gobierno de Washington mantenga estas medidas a lo largo del año electoral. Es importante también el elemento de confianza que llevan consigo. Si esta confianza desaparece, su efectividad queda en el aire.

P. En cuanto a los tipos de interés, ¿es previsible, a su juicio, que los altos tipos de interés que existen hoy en casi todos los países comiencen a declinar en un futuro cercano?

R. Indudablemente, los tipos de interés pueden disminuir porque están ahora muy altos. Pero es preciso mantenerlos tan altos para romper la mentalidad inflacionista, y si ahora notamos una recesión es porque este es el primer paso para contrarrestar esta mentalidad inflacionista.

P. La revaluación del marco ha sido presentada por las autoridades monetarias de la CEE como una prueba del funcionamiento perfecto del Sistema Monetario Europeo. Otros expertos opinan lo contrario. ¿Cuál es su análisis y que opinión le merece el futuro del SME?

R. No comparto plenamente, en esta forma, ninguno de los dos conceptos. En principio, se ha de valorar, sin duda, positivamente el que la primera adaptación necesaria de los tipos de cambio en el nuevo sistema se haya llevado a cabo con presteza y sin estrépito. Sin embargo, hubiera deseado una solución más decidida, es decir, modificaciones más drásticas de los tipos de orientación, a fin de que tales acciones de adaptación mantengan un carácter verdaderamente excepcional, como corresponde a la esencia de un sistema de tipos de cambio fijos. Por otra parte, estas modificaciones inevitables de los tipos de cambio hacen ver que desde la implantación del SME, en la primavera pasada, no se han podido obtener progresos visibles en cuanto a una mayor convergencia de las economías de los, países miembros. Se requieren mayores y más consecuentes esfuerzos de todos los países miembros, así como una mayor estabilidad interna, lo que, finalmente, decidirá sobre el éxito o el fracaso del SME. Al franco francés -es decir, a la realización firme del programa de estabilización del primer ministro Barre- corresponde, a mi parecer, especial relevancia, para dar consistencia al sistema.

No obstante, es indudable que una evolución favorable del dólar de EEUU facilitaría decisivamente la estabilidad de los tipos de cambio en Europa, e incluso sería premisa indispensable, pues al desvanecerse la confianza en la moneda de reserva principal del mundo se recurriría de forma creciente al marco alemán, como alternativa, lo cual acrecentaría el peligro de una disgregación de las monedas europeas.

P. Cree usted que la recesión esperada en EEUU provocará un estancamiento indefinido de la actividad económica en Europa?

R. A este respecto quisiera hacer dos observaciones: primero, la recesión esperada en Estados Unidos es el precio inevitable a pagar para la superación de la mentalidad inflacionista allí existente y, en consecuencia, para el fortalecimiento interno del dólar. La debilidad constante de la moneda internacional más importante traería, sin duda, consecuencias mucho más graves para la coyuntura y el desarrollo económico mundial que una desaceleración temporal de la actividad económica de Estados Unidos. Segundo, los tiempos en que un «estornudo» de la economía norteamericana producía forzosamente una «pulmonía» en Europa han pasado a la historia.

Con todo, creo que en la economía mundial debemos contar con un crecimiento más lento, pero no con un estancamiento prolongado ni una recesión. Es requisito imprescindible para que la disminución del ritmo de crecimiento no sea indefinida ni excesiva que los países importadores de petróleo se adapten de forma responsable a la nueva situación energética; es decir, que la inevitable transferencia de poder adquisitivo a los países de la OPEP ha de ser aceptada conscientemente. Los Gobiernos y los bancos de emisión han de resistir a la tentación de responder a la disminución de la demanda a nivel nacional, debida a los precios del petróleo, con medidas expansionistas que fomentan la inflación. Además resulta necesario un alto grado de disciplina en la política salarial de las centrales sindicales, así corno en la política de precios de las empresas, para evitar que los impulsos inflacionistas procedentes del sector energético se transmitan a toda la economía nacional.

P. ¿Cree usted que el análisis tan pesimista sobre la economía norteamericanajustifica políticas monetarias restrictivas en Europa? ¿No sería aconsejable una política expansionista más meridiana en algunos países europeos?

R. En la situación actual, la represión energética y a tiempo de las tendencias y expectativas inflacionistas constituye el deber más urgente para todos los países, precisamente en vistas al futuro desarrollo económico. Es cierto que las medidas de la política de estabilidad de cada país deberían coordinarse en lo posible, teniendo en cuenta la estructura internacional de los intereses y tipos de cambio. Al mismo tiempo hay que agotar las posibilidades de incrementar la productividad y la propensión privada al rendimiento, al riesgo y al ahorro, procurando eliminar lo mejor y más rápidamente posible todos y cada uno de los obstáculos existentes. En otras palabras: la política de estabilidad tendrá que estar orientada en especial hacia la oferta. La experiencia nos enseña que sin esta orientación es muy fácil acabar en un stop and go, con los correspondientes déficit presupuestarios. En otras palabras más directas: hace cinco años, cuando se tenía el problema de la inflación, se implicaba una política monetaria restrictiva y se tenía éxito. Ahora, por el contrario, tenemos de un lado la inflación, y por el otro, el desempleo. En primer lugar, y esto es aplicable especialmente a España, es fundamental mantener una política monetaria restrictiva. Pero, al mismo tiempo, se tiene que realizar un esfuerzo paralelo en el lado de la oferta. Este es un nuevo descubrimiento económico que se aplica, como digo, perfectamente a España. Si se incrementa la competencia, se aumenta la productividad, se liberan las fuerzas de la iniciativa privada, se disminuye la intervención del Estado, será entonces cuando se consigan realmente buenos resultados.

P. En este sentido, ¿cuál es su opinión sobre el plan económico del Gobierno español?

R. El plan, tal como está, es convincente y está encaminado en la buena dirección, porque contiene cláusulas para combatir la inflación, al tiempo que concede terreno a las fuerzas del mercado para actuar libremente. Por eso digo que lo que está escrito en el plan parece acertado; pero lo principal es ver si será implementado vigorosamente, sin demasiada demora.

Si usted recuerda, en Belgrado, el discurso del director gerente del Fondo Monetario, señor de Larosiere, hablaba en contra del gradualismo en la lucha contra la inflación. Dijo que demasiado gradualismo no alcanzará los resultados apetecidos. Mi opinión es que esto también se puede aplicar a España. Si el plan es implementado demasiado despacio, los resultados tardarán aún más en Regar. Por eso el plan debe aplicarse vigorosamente, con fuertes convicciones. Yo diría que la determinación que se ha mostrado en la transición política había ahora que orientarla hacia el aspecto económico.

P. ¿Cómo ve usted la situación económica española y cuáles son las perspectivas de su banco frente a la incertidumbre económica española?

R. Tenemos confianza en el futuro de este país y en la capacidad de adaptación de su economía. No desconocemos que existen muchos problemas, entre los que el paro y la inflación son, sin duda, los más graves. Estas dificultades nos parecen en gran medida inevitables, dadas las rápidas y profundas transformaciones por las que atraviesa el país y su sociedad. La inseguridad coyuntural en todo el mundo, tras las últimas subidas del precio del petróleo, no hace sino agravar adicionalmente los problemas.

Consideramos que el fomento de las fuerzas orientadas a la economía de mercado constituye la mejor premisa para el desarrollo óptimo de los recursos de la economía española. El plan económico del Gobierno constituye un paso en este sentido. Lo esencial es, a mi parecer, seguir combatiendo la inflación, pues las experiencias en otros países nos demuestran que la inflación es, a la larga, el mayor riesgo para el pleno empleo. Para garantizar el empleo a largo plazo -también en vista del ingreso de España en la Comunidad Europea- es de esencial importancia hacer todo lo posible para fomentar la producción y la competencia.

La capacidad de rendimiento de la economía española se pone de relieve -por mencionar un ejemplo- en el notable aceleramiento de las exportaciones, las cuales han contribuido considerablemente a activar la balanza de pagos.

P. ¿En qué campos concretos y sectores piensa concentrar el banco su actividad en España?

R. Un aspecto predominante de nuestras actividades en España consistirá en la concesión de créditos en moneda extranjera a mediano y largo plazo, y especialmente en las financiaciones en moneda extranjera del comercio exterior. Esperamos, además, poder constituir en el curso del tiempo operaciones crediticias satisfactorias en la moneda del país. Nuestra sucursal realizará, sobre todo, operaciones whole sale, es decir, operaciones con empresas de mediana y gran envergadura.

Nos dedicaremos también al asesoramiento e información intensivos de firmas españolas y de la clientela alemana en España, en el sector del comercio exterior.

P. Para terminar, me gustaría hacer referencia a la impresión que se tiene entre los «nuevos banqueros» extranjeros del sistema bancario español y sus representantes, a veces se les ha acusado de inefectividad...

R. Creo que en este tema, como ya he dicho antes para la economía, la cuestión de la competitividad es fundamental en cualquier país. En cualquier caso, los bancos extranjeros en España siempre serán marginales en el gran contexto económico, aunque contribuirán al fortalecimiento del sistema bancario español. Yo no diría que el sistema bancario español es ineficiente, incluso aunque algunas técnicas modernas puedan ser intercambiadas una vez que los bancos españoles, tras alguna demora, han aceptado la presencia extranjera.

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