Incidente nuclear en North Anna

En la primera página del número de EL PAÍS correspondiente al viernes 28 de septiembre pasado, se da la noticia del incidente ocurrido en la central nuclear de North Anna, el martes por la noche (según dice el periódico). Los titulares, en negrilla, dicen, refiriéndose al incidente: «Se mantuvo oculto por dos días». Posteriormente, el artículo recalca: «... (el incidente) se mantuvo oculto por la Junta de Energía estadounidense ... »Es decir, EL PAÍS no sólo dice y reitera que la noticia no sé dio, sino que sostiene que se ocultó, expresión con la que se induce, no sé si voluntaria o fortuitamente, al lector a suponer una intencionalidad malévola por parte de la NRC.

Efectivamente, el martes 25 ocurrió un incidente en la central nuclear de North Anna. Debo puntualizar que no fue por la noche, sino en la madrugada. Pero el motivo de mi carta no es esta pequeña precisión, sino el que sigue.

Con fecha 26, es decir, al día siguiente del incidente, una empresa norteamericana me envió, entre otras personas españolas, un télex en el que se dice:

a) Que el martes 25 (día del in cidente) la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) (supongo que a ella se refiere EL PAÍS cuando dice «Junta de Energía estadouniden se»), emitió un comunicado dando cuenta de los hechos.

b) Que estos tuvieron lugar a las 6.13 del día citado.

c) Que a las 9.15 de la misma mañana, el inspector residente de la NRC en la central comunicó el suceso a dicha NRC.

Nada más. ¿Dónde están los dos días de «ocultación»? ¿Dónde la veracidad, la exactitud y la imparcialidad informativas?