Felipe González: "La situación actual es delicada, pero no de emergencia"
«La situación actual es delicada, pero no puede considerarse que sea de emergencia», afirmó ayer el ex secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González, en el curso de una comida organizada por una peña periodística de la capital de España, a la que asistió como invitado. Aunque en el curso de la misma, el señor González eludió en todo momento hablar de la situación creada en el estamento militar a raíz de los últimos atentados terroristas y de la anulación del viaje presidencial a varios países de América, afirmó taxativamente que «sería la primera vez que un ejército diera un golpe de Estado contra un Gobierno de derechas y contra una Monarquía», situando esta frase en el contexto de un país de las características actuales de España.
Felipe González insistió varias veces en la necesidad de que el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, explicara abiertamente al país las razones por las cuales decidió suspender su viaje (que debiera haberse iniciado ayer) y cuál es la situación política actual. Se sabe que en el curso de la entrevista, de cincuenta minutos, que mantuvieron el presidente del Gobierno y el líder de la oposición el pasado martes, en la sede del Congreso de los Diputados, Adolfo Suárez manifestó a Felipe González su preocupación por el momento actual, que calificó igualmente como delicado, si bien este último declaró que es el presidente quien debe explicárselo al país.«Hay muy pocos indicadores para que el ciudadano detecte la gravedad de la situación», señaló. «Creo que el único es que el presidente del Gobierno se dirija abiertamente a las Cortes planteando la situación. Esto no se ha producido ni creo que se vaya a producir. »
En otro orden de cosas, Felipe González se refirió ampliamente al Congreso Extraordinario del Partido Socialista Obrero Español, que se celebrará en Madrid este fin de semana. Sin afirmarlo claramente, el actual presidente del Grupo parlamentario Socialista mostró en todas sus respuestas una aplastante seguridad de que no sólo resultará reelegido secretario general del partido, sino que la nueva ejecutiva socialista responderá muy mayoritariamente a la corriente política -«al proyecto socialista que defendemos», fueron sus palabras textuales- que encabeza. «En una ejecutiva de cualquier partido, en la Europa actual, no pueden estar representadas siempre el ciento por ciento de las tendencias de un partido», señaló, y al preguntársele si esto era una advertencia a algún grupo, respondió que absolutamente.
Felipe González ni confirmó ni desmintió que fuera a imponer una lista completa al próximo congreso, aunque dejó ver que podría inclinarse por el primero de los supuestos. No obstante, al hablar de Luis Gómez Llorente, uno de los cabezas del llamado sector crítico o radical (de quien dijo que había seguido últimamente una postura obcecada) insinuó que cabía la posibilidad de que pudiera entrar en la ejecutiva, siempre que volviera a ocuparse de sus anteriores responsabilidades y esquemas en el partido.
«Nadie puede, por supuesto», dijo en otro momento de la conversación, «garantizar la pureza democrática en el partido. Pero creo que el sector llamado crítico, con su reciente toma de posición, ha podido dañar seriamente la posibilidad de que en el futuro pueda haber una posición verdaderamente crítica en el seno del PSOE, una alternativa radical. »
Tras manifestar que no tiene ninguna intención de dimitir como delegado al congreso por la Federación Socialista Madrileña -«porque hay que dar un cierto ejemplo de saber estar en minoría», dijo-, González expuso su conocida tesis de «el daño objetivo que han hecho al partido aquellas personas que sólo se han ocupado de una lucha por el poder, atacando directamente a personas y, concretamente a mí, es incalculable», aunque «durante el período de debate el partido se ha enriquecido y ha crecido, y hoy hay una auténtica expectación ante el congreso».
Al hacer un balance del trabajo de la comisión gestora del PSOE, lo calificó de positivo. A la observación de que numerosas personas calificaban el mismo de «ligeramente felipista», el líder socialista, antes que negarlo, hizo la observación de que Carvajal estaba considerado en un principio como persona próxima a Gómez Llorente. A la pregunta de si UCD estaba esperando con los brazos abiertos el «regreso triunfal» de Felipe González, éste señaló que no creía en esta tesis, «antes bien, Adolfo Suárez estaría encantado con que fuera secretario general del PSOE alguno de los representantes del sector crítico, porque eso apuntalaría definitivamente a UCD. Tendríamos UCD para cincuenta años», apostilló.
González afirmó finalmente que no hay nadie en la actualidad que pueda dar un golpe de Estado dentro del PSOE, y que en el caso de que el sector radical o crítico no estuviera representado en la ejecutiva no supondría en momento alguno ninguna escisión en el seno del partido.
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