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día de estos el conde Drácula puede aparecer frente a la embajada rumana de Madrid. Pero nadie piensa en temblar por eso. Todo el mundo sabe que se trata del actor George Hamilton en plan promoción de su película Amor al primer mordisco. El hecho de que aparezca precisamente ante dicha embajada se debe a que el apuesto vampiro se siente muy defraudado porque se le ha negado el visado que solicitó para visitar Rumania y está dispuesto a manifestarse en solitario como expresión de protesta. El motivo que han alegado las autoridades rumanas para negarle la entrada en su país es «que la interpretación que hace el actor del conde Drácula no se ajusta a la versión tradicional que se mantiene en Rumania sobre este fenómeno vampiresco». Que también entre los vampiros hay clases, y más cuando se trata de personas procedentes del otro lado del telón de acero, no ajustadas a la ortodoxia de los detentadores del poder político en el otro bloque.

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