La situación en Afganistán
«La destitución disfrazada del presidente Taraki como consecuencia de una revolución de palacio y la toma del poder por Hafizullah Amin, que era desde hace algún tiempo el hombre fuerte, no constituyen verdaderamente una sorpresa. (...)En el curso de purgas sucesivas numerosos responsables del Partido Democrático y Popular habían sido eliminados desde la revolución. Amin hace prevalecer el espíritu de clan -muy fuerte en Afganistán- sobre la unidad del Partido Comunista dirigente. Sin duda alguna es una personalidad radical, pero es, sobre todo, porque ha demostrado más energía que su predecesor, sin expresar convicciones socialistas muy fuertes. Si es considerado igualmente como más pro soviético, es tal vez porque ha dado en política exterior garantías a Moscú.
Queda actualmente por saber qué actitud adoptará el nuevo jefe de Estado con respecto a la rebelión islámica y si el cambio de hombres en Kabul provocará una modificación en las relaciones con la Unión Soviética, vecina y protectora del régimen revolucionario.»
18 de septiembre
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