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Gente

Linda Holtzmann,

una mujer pequeña y morena, se levantó de su asiento y explicó con vehemencia: «yo quiero ser vuestro rabino.» Los judíos de la congregación de Coastville, en Pennsilvanla (Estados Unidos), la miraron de reojo y aceptaron el reto. La nombraron rabino y así se rompe en Norteamérica una larga tradición machista que impedía que las mujeres llegaran a ocupar ese puesto en las sinagogas. La tradición, en efecto, imponía a las judías un puesto segundón en el liderazgo de las congregaciones y les impedía llegar a ordenarse. Linda ha empezado rompiendo moldes y asustando a sus feligreses. Su primer objetivo ha sido Dios. Ella no cree que los cinco primeros libros de la Biblia fueron revelados por Dios.

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