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La comunidad judía de EEUU sigue temiendo un acercamiento a la OLP

La caída de Andrew Young como embajador norteamericano ante las Naciones Unidas no resultó un «sacrificio» suficiente para Israel y los grupos de presión judíos, que el viernes siguieron mostrando sus censuras y temores por los contactos entre Washington y la OLP.

La revelación por el Departamento de Estado de las tres entrevistas mantenidas en junio y julio pasados en Viena por el embajador de Estados Unidos en la capital austríaca, Milton Wolf, y un representante palestino desencadenó en esos sectores una nueva oleada de críticas por el «cambio de política» norteamericana en el conflicto de Oriente Próximo.

La prensa de la costa este publicó ayer la relación detallada de todas las reuniones y conversaciones mantenidas a través del tiempo entre políticos de Washington y miembros de la OLP, confirmando que el encuentro de Young con un dirigente palestino en Nueva York no fue casualidad.

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Ataque de todas las fuerzas palestinas a Carter

Aparentemente, Jimmy Carter se ha visto cogido en sus esfuerzos pacificadores de Oriente Próximo entre sus dos grandes «dependencias»: Israel y el poder económico-financiero judío en Estados Unidos, por un lado, y Arabia Saudita y sus deseos de una «solución global» al problema palestino, por el otro, con la amenaza del petróleo como telón de fondo.

El Gobierno de Riad aumentó hace un par de meses su producción de petróleo, compensando así .de nuevo la pérdida de varios millones de barriles en Irán a raíz de la caída del sha y la revolución que llevó a Jomeini al poder.

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Tal medida saudí sirvió, entre otras razones, para solucionar la gravísima crisis de escasez de gasolina que padecía Estados Unidos y eliminó las colas ante las gasolineras y el ambiente de histeria colectiva como por arte de magia.

Gesto de amistad

A pesar de que la Administración norteamericana dijo entonces que se trataba simplemente de un «gesto de amistad» por parte árabe, algunos comentaristas sugirieron ya que la medida debía ser parte de un trato, seguramente en relación con el problema del pueblo palestino.Esas mismas voces han vuelto ahora a salir a la luz, atando cabos y observando cómo el acercamiento diplomático entre Washington y la OLP podría muy bien ser el precio por la «amistad» y el petróleo árabe.

Si ello es así, en cualquier caso, se habrá demostrado que la fuerza del dinero israelí invertido en EEUU es más fuerte todavía que el miedo a un embargo o a una disminución de la producción de crudo por los exportadores de Oriente Próximo.

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