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Graves problemas para que Oviedo sea sede del Mundial

La comisión permanente del Ayuntamiento de Oviedo volvió a aplazar la decisión definitiva para elegir el campo en el que se celebrarán los partidos del Mundial, pese a haber finalizado ya el plazo dado por el arquitecto para iniciar el proyecto de construcción de un nuevo campo de fútbol en el lugar denominado Monte Cerrau. En la sesión, la izquierda y la derecha se acusaron mutuamente de impedir la celebración del campeonato en Oviedo.El portavoz socialista Wenceslao López aseguró de forma tajante: «No nos engañemos; en el Carlos Tartiere no se hará el Mundial, al menos con fondos públicos», mientras que el portavoz aliancista, Luis María Fernández, responsabilizó al PSOE de pretender limitar el campeonato a Gijón «para demostrar que una corporación presidida por un socialista es más eficaz». El alcalde de Oviedo es de UCD.

Wenceslao López afirmó que la celebración del Mundial en Oviedo está cada día más lejos, porque su partido jamás dará los votos de sus concejales para solicitar el crédito de 350 millones de pesetas para la reforma del Carlos Tartiere, y solicitó una demora en la elaboración del proyecto de Monte Cerrau, proyecto que aprueban socialistas y comunistas para iniciar negociaciones con los propietarios afectados, quienes han llegado a pedir 3.000 pesetas por metro cuadrado. UCD y Alianza Popular sostienen que cualquier alternativa al Carlos Tartiere es inviable, por la insuficiencia material de tiempo.

Por su parte, el Partido Comunista de Asturias se opone a la reforma del Carlos Tartiere para su destino a sede del Mundial de Fútbol de 1982, con la finalidad de evitar que el Ayuntamiento de Oviedo cargue con el peso financiero de las obras.

La remodelación del viejo campo, situado en pleno centro de la ciudad, supone, en opinión de los dos concejales comunistas, el continuismo con la antigua trayectoria de subvenciones deportivas de las que son ejemplo el Club Hípico Astur y el club de Tenis, en Gijón, ambos eminentemente elitistas; la tribuna del campo de fútbol de Grado; la luz eléctrica para el campo de fútbol de Luarca y los dos millones entregados a un club marítimo de Llanes. Los concejales comunistas se niegan a dar su aquiescencia a este sistema de «ayuda financiera», alegando que los pretendidos beneficios de la celebración del Mundial 82 en Oviedo, en las condiciones exigidas por la reforma del Carlos Tartiere, no compensan los daños que producirá al programa municipal del PCA. Un campo de fútbol destina do al espectáculo -agregan- debe estar a la cola en orden de prioridades de inversión pública. «Comprendemos», dicen, «la inquietud de algunas capas sociales del municipio, pero para nosotros Oviedo es mucho más que la banca y el comercio. Son muy respetables sus inquietudes, pero desde nuestra legitimidad democrática no tolera remos pretensiones que atentan contra nuestro compromiso con los vecinos, desde Tudela Veguín hasta la calle Uría.»

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