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El Gabinete portugués se dispone a tomar medidas económicas impopulares

El Parlamento portugués debate a partir del lunes y durante una decena de dial el programa del nuevo Gobierno portugués, que la primera ministra, María de Lurdes Pintassilgo, ha establecido definitivamente en el transcurso de una reunión ayer por la mañana con su equipo.Durante sus cien días de vida, hasta las próximas elecciones legislativas de noviembre, el nuevo Gobierno debe tomar medidas en los terrenos económico y social. Estas medidas son tanto más urgentes en cuanto que el Gobierno anterior de Mota Pinto no ha podido, a causa de la oposición de la Asamblea no ha querido tomarlas a su debido tiempo.

En primer lugar, en el terreno económico, se trata de subidas de precios de productos «sensibles», como las patatas, el tabaco, los transportes y la gasolina. El litro de gasolina pasaría, según se estima, de 31 escudos (unas 41 pesetas) a 35 escudos (unas 47 pesetas) el litro, lo que la pondría al precio más alto de Europa.

La señora Pintassilgo va a tener que adoptar además medidas que puedan volver a relanzar la agitación social, sobre el bloqueo de los créditos y la limitación de los salarios para satisfacer las condiciones del Fondo Monetario Internacional, para la atribución de una nueva ayuda en derechos especiales de giro equivalente a cien millones de dólares.

Los últimos meses del Gobierno de Mota Pinto se han visto marcados por conflictos sociales en numerosos sectores de la economía. Algunos han sido solucionados (prensa, ferrocarriles o navegación), pero los transportes públicos, las cervecerías y las conservas sufren todavía huelgas frecuentes.

Además, han aparecido nuevos conflictos en otros sectores. El último ha conducido a una huelga nacional de los médicos, que luchan por la promulgación de un estatuto inspirado en los principios de la medicina liberal, mientras que el Parlamento ha votado en junio un Servicio Nacional de la Salud, que prevé una estatización parcial de su profesión.

La aplicación de la ley de la reforma agraria, que se traduce en la restitución, bajo protección policial, de las tierras a sus antiguos propietarios de antes de la revolución de 1974, es igualmente una cuestión que exige medidas de urgencia por parte del nuevo Gobierno. Estas medidas son tanto más difíciles de tomar en cuanto que la señora Pintassilgo puede encontrarse con una oposición de los dos partidos de izquierdas (PS y PC) que, por otra parte, son los que están mejor dispuestos a su favor. Generalmente se estima en Lisboa que la señora Pintassilgo debería obtener sin problemas, después de los diez días de debate, la aprobación del Parlamento y su investidura, ya que la minoría parlamentaria de los partidos de centro de recha que los son opuestos no bastan para conseguir el voto de una moción de censura.

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