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Una marea negra, procedente de México a catorce kilómetros de Texas

Fuertes vientos contrarios se interfirieron ayer en el camino de la marea negra procedente de México hacia Texas, mientras un auténtico ejército espera su llegada, armado con toda clase de utensilios para combatirla.

Prevista en principio su entrada en las playas tejanas para hoy, martes, la gran mancha de petróleo fue observada ayer más lejos de Estados Unidos de lo que se pensaba, a unos catorce kilómetros de la desembocadura del río Grande.

La marea negra viaja a unos tres metros por debajo de la superficie, y de acuerdo con la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica no supone «un inmediato peligro».

Aviones y barcos del Ejército y de la Marina norteamericanos y del servicio de guardacostas esperan la llegada de la mancha, preparados con toda clase de modernos instrumentos para intentar evitar que cause daño en la fauna y la flora del sur de Estados Unidos.

Las autoridades han instalado en la costa sur del golfo de México barreras flotantes destinadas a impedir la entrada del petróleo en determinada área de gran riqueza animal y vegetal y en ciertas bahías ricas en ostras.

La mancha de crudo se originó al producirse un accidente hace dos meses en una plataforma mexicana de extracción. Desde entonces, alrededor de 1,71 millones de barriles diarios de petróleo han infectado las aguas del golfo de México.

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