Gran Bretaña organizará nuevas elecciones en Rodesia

Los jefes de Gobierno de la Commonwealth británica llegaron en Lusaka, en la noche del domingo, a un acuerdo sobre el futuro de Rodesia- Zimbabwe, que prevé un alto el fuego, la convocatoria de una conferencia constitucional y nuevas elecciones supervisadas por Gran Bretaña.

La cita en Zambia revestía un relieve especial por la proximidad del país con dos zonas de conflicto del Africa austral: Rodesia y Namibia, y por ser el primer contacto efectivo entre el nuevo Gabinete conservador británico de Margaret Thatcher y una amplia franja de países que reprochaban a Londres su excesiva condescendencia con la «rebeIde» Rodesia, donde desde marzo de este año existe un Gobierno de mayoría africana presidido por el obispo metodista Abel Muzorewa.El conflicto de Rodesia -al afectar directamente a una considerable parte de la Commonwealth- estaba llamado a ser el tema más candente de los tratados en Lusaka. Como telón de fondo estaban las amenazas veladas de Nigeria y Tanzania de quitar la mancomunidad en el caso de que Londres reconociera oficialmente el régimen del obispo Muzorewa.

La primera ministra británica vio, sin embargo, facilitada su tarea de animar en lo posible las aguas por el presidente de Tanzania, Julius Nyerere, quien, en nombre del grupo africano, propuso un conjunto de medidas moderadas para resolver la crisis de Rodesia. El plan del dirigente tanzano ha constituido la base del acuerdo firmado ayer en Lusaka por todos los jefes de Gobierno presentes en la capital de Zambia.

Nyerere no hizo referencia al Frente Patriótico en su condición de «único representante del pueblo de Zimbabwe», y admitió que el conflicto en Rodesia sólo puede ser resuelto a través de una concertación entre todas las partes, entre los «rebeldes» del interior y los nacionalistas que combaten dentro y fuera de Rodesia. Los intereses de la minoría blanca habrán de ser preservados y ésta dispondrá de una representación proporcional en el futuro Parlamento de Salisbury.

Tanzania, Nigeria y Zambia, por la parte africana, y el Reino Unido, por la parte blanca de la Commonwealth, llegaron el pasado fin de semana a un acuerdo que constituye un hecho sin precedentes en la historia de la mancomunidad británica, en cuanto a que, por primera vez, ésta se compromete a restablecer la regla de la mayoría africana en Rodesia.

Sorpresa de Thatcher

Thatcher, a quien se consideraba absolutamente dispuesta a levantar las sanciones económicas a Rodesia, sin condición alguna, ha ido más allá de lo que lo hiciera el anterior Gobierno laborista de James Callagham. Gran Bretaña se compromete a convocar una conferencia constitucional de la que saldrá un nuevo texto jurídico que consagre lo que se califica como «la regla de una genuina mayoría africana». Al mismo tiempo, se expresa que el acuerdo interno firmado en marzo pasado es inoperante en ciertos aspectos importantes y se confiere a Londres la responsabilidad de supervisar las futuras elecciones en Rodesia, con la participación de observadores de la Commonwealth.En consecuencia -y esta es la concesión más importante hecha por el grupo africano-, la Commonwealth acepta como un objetivo mayor el cese de las hostilidades en Rodesia y la supresión de las sanciones a Salisbury, como parte esencial del proceso que permita conseguir un acuerdo pacífico.

Todavía es demasiado prematuro para conocer cuál será la reacción definitiva de las dos ramas del Frente Patriótico. El secretario general del ZANU, la rama que dirige desde Mozambique Robert Mugabe, expresó, en Lusaka, que su organización apoya el «acuerdo histórico de Lusaka», y Joshua N'Komo, el otro dirigente nacionalista, manifestó, por su parte, que Thatcher «se había acercado a los puntos de vista del Frente Patriótico». Pero ¿cuál será la reacción de las dos ramas militares del Frente, el ZIPRA, relativamente moderada, y el ZANLA, altamente radicalizada?