Revés para el pacto de la izquierda en el Ayuntamiento de Córdoba

El pacto municipal de la izquierda, que ya se ha resentido en algunos municipios de importancia, acaba de sufrir en Córdoba el tropiezo más sonado hasta el momento, por cuanto esta ciudad andaluza es la única capital de provincia a cuyo frente se encuentra un alcalde comunista.

Como ya sucediera recientemente en Barcelona, donde UCD votó al candidato socialista para la presidencia del Area Metropolitana, que competía con un comunista, en Córdoba UCD ha prestado su apoyo a la propuesta socialista sobre participación ciudadana en la vida municipal, lo que motivó que fuera derrotada la proposición del PCE, a pesar del apoyo prestado por los concejales del Partido Socialista Andaluz (PSA).El problema surgió en relación con el procedimiento para elegir los vocales vecinales en los órganos de participación, ya que había otros aspectos en los que las posturas de los concejales de los cuatro partidos con representación municipal eran coincidentes.

Había acuerdo, por ejemplo, en la necesidad de crear las juntas vecinales y las juntas locales de sector. Se atribuía a las primeras competencias para informar al Ayuntamiento, proponer soluciones alternativas y participar en el seguimiento de la gestión municipal sobre asuntos aprobados. Se establecía también un procedimiento para que el Ayuntamiento realizara consultas previas sobre asuntos de la barriada a las respectivas juntas. Otro punto de acuerdo era la decisión de elaborar un reglamento de las juntas en el plazo de dos meses por una comisión con representación de todos los partidos.

Por lo que respecta al reparto de las vocalías, el PCE, apoyado por el PSA, concedía a las asociaciones de vecinos la designación directa de tres de los once vocales, mientras el resto sería elegido a propuesta de veinticinco vecinos, entre miembros de las asociaciones de vecinos, amas de casa y padres de alumnos. Por su parte, el PSOE, que recibió el apoyo de UCD, reservaba una vocalía para cada partido representado en la Corporación (PCE, PSOE, UCD y PSA), y el resto, hasta once, serían cubiertas por representantes elegidos en asambleas por las respectivas asociaciones de vecinos, peñas, padres de alumnos, asociaciones culturales, juveniles y otras.

Razones del desacuerdo

El portavoz socialista, Antonio Zurita, calificó de «cuota especial» para las asociaciones la pretensión comunista, algo así «como dejar salir al mejor atleta con cien metros de ventaja. Entiendo», argumentó el señor Zurita, «que las asociaciones de vecinos van a ser los auténticos paladines del movimiento ciudadano, pero creernos que la presencia de los partidos políticos permitirá la comunicación Ayuntamiento-barrios y viceversa».Rafael Salazar, portavoz del grupo comunista, criticó duramente la limitación de vocalías, que suponía el proyecto del PSOE. UCD, por su parte, por boca de Francisco Sánchez, argumentó su defensa de la moción socialista, en el sentido de que reconocía el protagonismo de las asociaciones de vecinos en los tiempos precedentes, pero «creemos que otorgar a los núcleos más activos, por el mero hecho de serlo, una calidad de mandato y representación, es ya un principio de germen antidemocrático. Tenemos la convicción», añadió, «de que este principio ha sido la base de todos los regímenes totalitarios que hemos padecido.»

Por su parte, Francisco Martín, portavoz del PSA, criticó la propuesta socialista y la, a su entender, equiparación de las asociaciones con las peñas, cuando éstas difícilmente pueden estar legalmente constituidas para la participación política.

En la votación se ratificaron las distintas posiciones, triunfando la propuesta socialista por catorce votos contra trece. En este momento, el público prorrumpió en un abucheo ensordecedor, que obligó al alcalde a desalojar la sala y continuar el pleno a puerta cerrada después de veintisiete minutos de interrupción. Previamente había advertido a los asistentes diciendo: «La participación ciudadana significa la autodisciplina y el silencio en algunos momentos, el saber escuchar y el saber oír, aunque cueste trabajo.»

Durante horas aguardaron la salida del pleno numerosos grupos de simpatizantes y militantes del PCE que, debido a su larga duración, se fueron paulatinamente retirando.