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Los partidos menores de Italia apoyan las gestiones de Craxi

Juan Arias

En los corros de apostantes, Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista (PSI), aparecía ayer como vencedor en su intento de dar al país el primer gabinete presidido por un socialista.Sin embargo, desde Estrasburgo llegó también ayer la noticia, puntualmente desmentida, que los líderes democristianos, Benigno Zaccagnini, secretario general de la Democracia Cristiana y Flaminio Piccoli, presidente del consejo nacional del partido, han asegurado a sus colegas alemanes que «Craxi no pasará». Por su parte el grupo llamado «amigos de Zaccagnini», que son los más propensos a una colaboración con el Partido Comunista, afirmaron ayer que están en contra de la presencia de Craxi, porque esto significaría una pérdida de identidad de la Democracia Cristiana y porque el partido de mayoría relativa debe mantener en el país su papel de fuerza central. Por eso, dicen, la DC no debe perder la presidencia del partido, sería una traición a los electores que les han votado.

Craxi, desde Estrasburgo, dijo que «no deseaba mortificar a la DC, pero que tampoco estaba dispuesto a ser humillado por ella. Declaró que el Partido Comunista le había asegurado que «no pondría dificultades a su intento» y que la petición que hace la DC de una «ruptura con la izquierda» es sólo un pretexto, por que es el país mismo quien no desea que el PSI rompa con las demás fuerzas de la izquierda,con las cuales desea mantener un «diálogo cordial».

La DC, dijo Craxi, debe decir claramente que no quiere a un socialista, y no buscar pretextos que son poco creíbles. Se puede decir que existe una lucha sorda entre un Craxi temperamental, joven, milanés, dispuesto a no soltar la presa, y una Democracia Cristiana que no puede decir abiertamente «no» al PSI, pero que no lo desea de ningún modo en la presidencia del Gobierno, sobre todo después de la postura del PSI durante el caso Moro. Por otra parte la DC está dividida y la parte más conservadora desea apoyar a Craxi. Lo dijo ayer Fanfani en Estrasburgo.

Otra dificultad para el partido de mayoría relativa es que los partidos menores, republicanos, socialdemócratas y liberales están dispuestos a apoyar a Craxi, quien en este momento cuenta también con la simpatía del hombre de la calle que «desea cambiar». Hoy el señor Craxi empieza su segundo ciclo de coloquios con los partidos. Debería ser esta la semana definitiva.

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