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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

En defensa de Olarra

Quisiera saber, con exactitud y razones válidas, si es que las hay, el alcance y los fines, aunque me los supongo, del por qué al superempresario y fuera de serie en múltiples consideraciones Luis Olarra se le intenta cepillar desde varias posiciones: física, política, económica y socialmente.Y digo superempresario y fuera de serie Olarra porque conozco un poco sus obras y a este hombre tan magnífico, extraordinario y excepcional, de los que la naturaleza, desgraciadamente, nos da cada siglo solamente unos cuantos.

¿Hay algún empresario más que desde antes de empezar la crisis hiciera pronósticos que muchos tildaron de catastrofistas y que, desgraciadamente, uno a uno se están cumpliendo, al paso del tiempo, y que a pesar de estas negras previsiones haya avalado con su fortuna personal los créditos concedidos a una sociedad anónima siderúrgica, coyuntural y de casi 10.000 accionistas más? ¿Cómo es posible que por cincuenta millones de pesetas se pongan en peligro casi 40.000 puestos de trabajo, que dependen directa e indirectamente de Olarra, SA, una empresa con una de las estructuras económicas y financieras de las mejores dentro del sector, con un equipo directivo inmejorable, y que exporta el 80% de su producción de aceros especiales (los mejores de España) a casi noventa países diferentes, compitiendo con otras empresas internacionales y en condiciones muy desventajosas en otros tantos mercados? Si Olarra ha tenido la rara habilidad, el tesón, empuje y valía para conquistar y negociar con tantos países y mercados internacionales, con lo dificil que esto es, y resulta que en este país y en su propia casa no es capaz de negociar la renovación de un simple crédito de cincuenta millones, ello dice muchas cosas y prueba, entre otras, que en este país hay mucho enano infiltrado que está ocupando puestos que no debería ocupar.

Con cincuenta empresas como Olarra, SA, quedaría resuelta la peor lacra que tiene nuestro país, el paro, incrementándose grandemente la renta per capita. España está falta de empresarios como Olarra, hombres que no tiren la toalla, que den la cara, hombres preparados que trabajen y cavilen las veinticuatro horas del día, hombres que siendo poderosos no se les suba el poder a la cabeza, hombres humanitarios y defensores de la economía de mercado a ultranza y auténtica, por encima de todas las ideologías políticas, hombres creadores de riqueza; en la miseria no puede haber libertad, sólo puede haber caos y desesperación.

Un hombre que de la nada, con su esfuerzo, tesón y valía ha sido capaz de levantar un imperio económico de dimensiones internacionales, forzosamente tiene que desempeñar un gran papel en el futuro, aunque ahora se le intente machacar por todos los medios y por las razones que sean, todo es cuestión de tiempo, hasta que pase la tempestad y se modifiquen los estados de opinión colectivos, pudiendo ver entonces cada cosa y persona en su lugar correspondiente.

Madrid

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