Firmas en barbecho
El mal llamado «Naranjito» fue vendido a la West Nally, pero el Comité Organizador del Mundial-82 no conoce las condiciones del contrato. No las conoce porque no lo ha leído. Y no las ha leído porque, a pesar de que Serafin Ríos pidió que para casos como éste se conociera previamente el informe del jurista del Comité, no hubo forma de someter a estudio la cuestión. Firmaron Saporta y Porta en función de que por medio está la FIFA y el organismo que la representa es la Federación.Al Comité, que no sabe en dónde está el dinero de la West Nally, ni cuándo va a venir, le han marcado un gol. El argumento que usan los miembros baloncestístico-futbolísticos del Comité para marginar a los representantes del Gobierno es un sofisma. La Federación da la cara ante la FIFA, pero con el respaldo del Estado, que es, quien paga y quien pone todos los medios necesarios para la celebración. La Federación es la encargada de poner los balones y un equipo.
Los miembros de un comité patrocinador de unas obras de infraestructura que van a costar miles de millones de pesetas no puede pasar por alto el leerse en qué condiciones se producen los ingresos.
Los miembros del comité son, colectivamente, responsables de la organización del mundial. Una cosa es la persona física que firma, y otra el visto bueno. Un comité no funciona a base de decisiones personales. El mundial argentino fue otra cosa y no puede servir de modelo.
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