Veintiún muertos y dos mil millones de pérdidas por la riada de Valdepeñas
Veintiún muertos y treinta heridos -cuyo estado había mejorado bastante ayer por la tarde- es el balance de víctimas humanas causado por una tormenta de agua caída sobre la localidad manchega de Valdepeñas (Ciudad Real) el donúngo por la tarde. Los daños materiales -viviendas, enseres, agricultura y ganadería- se calculan en unos 2.000 millones de pesetas, en una estimación aproximada y de urgencia. Las autoridades locales esperan que Valdepeñas sea declarada zona catastrófica.A las seis y media de la tarde de ayer llegaron los primeros ataúdes a la parroquia de la Asunción, en la plaza de la localidad, donde el obispo de la diócesis, monseñor Torija, ofició un funeral. Alas siete y media partía el cortejo fúnebre hacia el cementerio. Sólo uno de los veintiún fallecidos no recibió sepultura, pues todavía no ha sido identificado.
En la iglesia se produjeron numerosas escenas de dolor entre los fámiliares y amigos de las víctimas y dos personas se desmayaron al término del funeral y tuvieron que ser evacuadas en ambulancia. En el funeral estuvieron presentes las autoridades provinciales y locales.
Entre las víctimas mortales, la mayoría de edad avanzada, se encuentran dos niñas, de tres y dos años de edad. Una de ellas pereció por fractura de la base del cráneo. El resto murió por inmersión en el agua.
«La tromba de agua fue terrible. Parecía el diluvio, señor. El fin del mundo, mire usted», hablaba entre sollozos una mujer, mientras trataba de limpiar su casa del agua embarrada.
El nivel de la riada alcanzó hasta los dos metros y medio de altura en algunas calles. La tromba, con un ímpetu tremendo, arrastró cuanto halló a su paso: vehículos y animales, edificios y personas. Toda la franja sur de la localidad fue devastada de Este a Oeste, asolando más de cien viviendas y varias industrias y almacenes. Más de cien familias, en su mayor parte de clase obrera y media, han quedado sin casa, sin muebles, sin ropas. Algunos, sin padres, hermanos o hijos.
La extensión anegada por el agua se calcula en unas 15.000 hectáreas. De ahí también los cuantiosos daños en la agricultura y ganadería. Valdepeñas ha tornado su aspecto luminoso y blanco típico manchego por un color ocre viscoso del agua fangosa y el barro que cubre gran parte de la localidad. Toda la población, junto a las fuerzas de socorro de distintas localidades, se afana en poner orden, en limpiar de escombros, tierra y agua las calles y las casas.
Todas las fanúlias damnificadas han sido trasladadas a colegios y guarderías y casas no ocupadas de la Obra Sindical del Hogar. Se espera poder habilitar con urgencia las suficientes casas prefabricadas que den cobijo provisional a estas fámilias. El ministro de Obras Públicas y Urbanismo, señor Sancho Rof, continúa en Valdepeñas al frente del trabajo para la solución de problemas.
Provisionalmente, el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo ha enviado una ayuda de 34 casas prefabricadas para los vecinos más afectados por la tromba de agua. Este organismo se ha comprometido también a edificar viviendas en terrenos que el Ayuntamiento donará antes de un año.
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