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Sesión distendida y de tanteo en el primer debate del Estatuto vasco

El examen del Estatuto de Guernica por parte de los veintiséis miembros de la ponencia conjunta -trece elegidos por la Comisión Constitucional y otros trece designados por la Asamblea de Parlamentarios Vascos- se inició ayer en el palacio de las Cortes, a puerta cerrada, bajo la presidencia del titular de la comisión citada, el centrista Emilio Attard. Las Impresiones recogidas tanto del señor Attard como de los ponentes sobre el desarrollo de la sesión apuntan hacia una primera lectura de los seis artículos iniciales del proyecto de Estatuto vasco no demasiado conflictiva, y que puede calificarse como de «tanteo» y con enunciación de posibles soluciones por parte de los vascos a algunos de los puntos en litigio.La impresión general es que esta primera sesión resultó distendida y los representantes vascos ofrecieron fórmulas de solución -insistiendo en que eran provisionales y revisables- a los puntos de controversia de los seis artículos estudiados.

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Los nacionalistas vascos se muestran abiertos a retoques no sustanciales en el Estatuto

(Viene de primera página)

De la información obtenida, cabe situar el primer día de la negociación a las diferentes fuerzas políticas en cuatro grandes bloques: el representado por Blas Piñar, intransigente con el texto aprobado en Guernica, seguido a mucha distancia por la posición más moderada de José María de Areilza, en representación de CD, el bloque centrista, que reiteró sus motivos de desacuerdo sin hacer mucho énfasis en la inconstitucionalidad del Estatuto; los nacionalistas vascos, desde el PNV a Euskadiko Ezkerra, en apoyo del Estatuto de Guernica, pero abiertos a determinados retoques no sustanciales, y, por último, la izquierda parlamentaria y- los nacionalistas catalanes, plenamente favorables a la negociación y a la solución política y actuando como colchón o puente entre las posiciones encontradas.

Según la información facilitada por el señor Attard, la primera sesión, que se desarrolló durante casi cinco horas, tuvo un carácter metodológico y sirvió para establecer el calendario de trabajo, así como se inicio una primera lectura, con participación de todos los ponentes que desearon intervenir y sin que todavía se registraran votaciones, que en su momento deberán realizar las dos ponencias por separado.

Piñar, un "adorno"

El señor Attard expresó su confianza en que toda la negociación se desarrolle intramuros del palacio de las Cortes, «si no nos cortocircuitan», alusión clara al consenso constitucional. Ante la noticia de que no había existido discrepancias en la reunión, un informador preguntó si era esto posible, incluso respecto a Blas Piñar, a lo que el señor Attard respondió con espontaneidad que el señor Piñar es «un adorno constitucional ». Inmediatamente después añadió que con este calificativo, que no quería tener tono peyorativo -«que no se trabuque el término», rogó-, deseaba expresar que se encontraba satisfecho por la presencia del señor Piñar, que demostraba lo que es la democracia, en la que no se debe negar la participación a nadie.

Según el ponente comunista Jordi Solé Tura, el señor Piñar tuvo una larga intervención sobre el término nacionalidades, que el propio señor Solé propuso que no se repitiera en cuanto a su extensión. La ponencia conjunta aceptó que la duración de las intervenciones no pase de cinco minutos.

Entre algunos apuntes de soluciones a los temas en conflicto, tuvo, en principio, buena acogida general la posibilidad de que en el artículo segundo del Estatuto, la alusión a los territorios históricos que integrarán la comunidad autónoma del País Vasco se complemente con una referencia a «las provincias».

Entre la preocupación y el optimismo

Al comienzo de la sesión, el estado de ánimo de los veintiséis ponentes era, por lo general, de preocupación y de optimismo más deseado que sentido. De los trece ponentes elegidos por la Comisión Constitucional, no faltó ninguno. Asistieron los centrista Alberto Oliart, Sebastián Martín Retortillo y José María Gil Albert; los socialistas Alfonso Guerra, Gregorio Peces-Barba, Txiki Benegas y Eduardo Martín Toval; el comunista Jordi Solé Tura; el nacionalista vasco Xabier Arzallus; el diputado de la Minoría Catalana Miguel Roca; el representante de Coalición Democrática José María de Areilza; el del Grupo Andalucista Miguel Angel Arredonda, y por el Grupo Mixto, Blas Piñar.

Por parte de la asamblea proponente asistieron los delegados del PNV Miguel Unzueta, Federico Zabala, José Luis Uriarte, José María Oyora, José Angel Cuerda y Marcos Vizcaya; los socialistas vascos José Antonio Maturana, José Antonio Aguiriano y Enrique Múgica; los centristas Marcelino Oreja (que se incorporó después), Jesús María de Viana y Marco Tabar, y el representante de Euskadiko Ezkerra, Juan María Bandrés.

A preguntas de los informadores, los ponentes mostraron el abanico de actitudes con que acudían a la negociación y que iba desde la intransigencia de un Blas Piñar -«vengo dispuesto a rechazar en su totalidad el Estatuto- vasco»hasta el optimismo de Juan María Bandrés: «Al final se atenderán las justas reivindicaciones que traemos.» La síntesis de la situación la ofreció Xabier Arzallus: «No soy optimista, pero no quiero ser pesimista.» Y Marcos Vizcaya remachó: «Forzosamente tenemos que llegar a una solución. Ese es nuestro ánimo. No se puede venir con una postura más abierta. »

Mientras el centrista y ex ministro Alberto Oliart aseguró que su ánimo era «responsable y positivo», la máxima preocupación se detectaba en los representantes de los grandes partidos de la izquierda, secundados por el diputado de la Minoría Catalana Miguel Roca, cuyas reticencias hacia UCD fueron notables.

El comunista Jordi Solé declaró: «Estoy preocupado, pero también esperanzado. La situación no está clara. Los motivos de desacuerdo presentados son realmente molestos: nos sitúan en un terreno muy difícil para negociar. Pero confío en que prevalezca la cordura y el buen sentido. Nos jugamos mucho con esta negociación.» El socialista Gregorio Peces-Barba dijo, por su parte: «Venimos con el mejor deseo para que la solución negociadora, que es la única posible, se imponga a cualquier otra tentación que otros puedan tener ... »

Miguel Roca no ocultó que veía muy mal el asunto: «Se ha creado un clima irresponsable por parte del partido del Gobierno», añadió, «en la línea de denunciar como anticonstitucionales ambos proyectos, lo cual limita muchísimo su capacidad de negociación. Si alguien debiera hablar de anticonstitucionalidad somos nosotros, ya que no quieren acatar las autonomías que están definidas en la Constitución. El hecho de que nos sintamos pesimistas no quiere decir que no estemos dispuestos a combatir, a luchar, a tratar de convencerles, a jugar todas las cartas.

Mientras tanto, los representantes de los partidos minoritarios mostraron las actitudes más decididas. José María de Areilza aseguró, sin embargo, que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo «por el bien de España». Miguel Angel Arredonda expuso su voluntad de «defender los intereses del pueblo andaluz». Blas Piñar expresó su rechazo total del Estatuto de Guernica.

La ponencia conjunta proseguirá hoy sus reuniones. La primera lectura, según cálculos de los ponentes, podría concluir mañana, y a partir de ese momento se iniciaría un estudio más detallado del Estatuto. Para que haya acuerdo sobre el texto resultante es preciso que coincidan tanto la mayoría de la ponencia constitucional como la mayoría de la ponencia de la asamblea proponente.

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