Escolarizar los puntos negros, objetivo prioritario de la Delegación de Educación
La dirección política de la Delegación de Educación del Ayuntamiento es competencia del concejal Alfredo Tejero, un madrileño de 34 años, que forma parte del Comité Central del Partido Comunista de España. Paralelamente a sus actividades como militante, ha cursado estudios en la facultad de Ciencias Económicas y ha pertenecido al consejo de redacción de varias publicaciones, así que se califica de comunista por ideario; economista, por titulación, y publicista por ejercicio.
La dirección técnica del departamento depende de Miguel Guelbenzu, un navarro de 45 años, residente en Madrid desde 1965. Es licenciado en derecho y técnico en administración general del Ayuntamiento de Madrid por oposición. Desde 1966 ha trabajado ininterrumpidamente en la Delegación de Educación.Se calcula que Madrid dispone actualmente de cerca de cuatrocientos grupos escolares de EGB. Por un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Ministerio, extendido el año pasado, se decidió la creación de 40.000 plazas escolares para preescolar, EGB, BUP y formación profesional. Hasta ahora han sido iniciadas muy pocas obras de construcción, y el desarrollo del acuerdo acusa un año de retraso. El nuevo equipo de la Delegación ha decidido «denunciar el convenio de 1957 y acomodarlo a la normativa vigente. Pensamos que el Ayuntamiento conoce mucho más directamente las necesidades y sabe cuándo hay que activar especialmente las cosas. En consecuencia, la programación debería partir siempre de él, una vez consultadas las agrupaciones de padres y las asociaciones de vecinos. Con respecto a esta Delegación en concreto, su funcionamiento debe entrar dentro de la mecánica general del Ayuntamiento, cuya base tiene que ser la participación ciudadana».
Pregunta. ¿Cuáles son entonces los problemas que esa Delegación se dispone a resolver con carácter urgente?
Respuesta. Los problemas son de dos tipos. Los del primero se plantean en zonas donde no está cubierta la capacidad de puestos escolares para todo el curso en edad escolar. En general, las deficiencias de la educación general básica, es decir, la obligatoria, no son muy graves en Madrid, porque hay más puestos escolares que niños en edad escolar, incluyendo centros privados, claro.
P. ¿Cómo puede conciliarse que Madrid sea una ciudad deficiente en su capacidad educativa con que pueda ofrecer más puestos escolares que alumnos?
R. El abastecimiento de puestos es bastante ficticio, porque están muy mal distribuidos. Hay, en efecto, plazas escolares de sobra en algunas zonas, y carencia en otras que llamamos «puntos negros»: Vicálvaro, Barajas, Villaverde, Latina... La superación del problema de los puntos negros es uno de nuestros primeros objetivos. Es preciso trascender la cifra fría, y en cierto modo falsa, según la cual en Madrid hay tantos puestos escolares como niños.
P. ¿Se hacen especialmente graves los problemas educativos de Madrid en algún nivel concreto del alumnado?
R. Así como en EGB el problema es de mala escolarización y distribución, en preescolar -o sea, para niños de cuatro a cinco años, enseñanza que no es obligatoria, aunque entendemos que debe serlo- el déficit de puestos es la mayor deficiencia. Faltan 20.000 plazas para estos alumnos: habría que pedir tanto que hubiese equipamiento como que el equipo estuviese en condiciones. Nuestra idea es que un centro preescolar no necesita mucho suelo, y que debe tener capacidad para un máximo de ocho unidades. Pretendemos además que los niños de preescolar no se mezclen con los de otros niveles.
P. ¿En qué medida están resueltas las necesidades de la educación especial?
R. En el plano de la educación especial, los problemas son especialmente agudos. Hay una profunda carencia de centros y de plazas. En la Delegación de Educación existe la junta de promoción educativa municipal, de la cual forman parte representantes del Ministerio, del Instituto Nacional de Educación Especial, etcétera. Se trata de potenciar este Instituto como tal, de forma que se haga un reconocimiento previo a todos los niños para fijar sus índices intelectuales y sus necesidades, y de apoyar los centros de educación especial mediante encuentros, cursillos para el profesorado y otros mecanismos de perfeccionamiento. Por si fuera poco, el gran problema que arrastran los alumnos de educación especial es que la enseñanza termina cuando tienen dieciséis años y entonces se les obliga a enfrentarse a las dificultades de reinserción social.
P. ¿Qué alternativa ofrece la Delegación de Educación para resolverlo?
R. La solución puede ser el centro pretaller. Actualmente ya están funcionando algunos centros de cerámica, artes gráficas, de hilaturas y de otras especialidades. Nuestra idea es, pues, organizar talleres de formación profesional, y sobre todo poner en marcha la escuela de jardinería para deficientes, centro que ya está funcionando en Barcelona con gran rendimiento, puesto que consigue emplear al 90 % del alumnado. En nuestro programa incluimos política de becas, internados y colonias urbanas.
Establecer un orden de prioridades
P. La complejidad y la cantidad de los problemas que ustedes exponen lleva a preguntarles si saben ustedes por dónde empezar.R. Ordenar la educación en una ciudad de más de tres millones de habitantes ha de ser, forzosamente, muy complicado. Se nos impone priorizar materias y necesidades urgentes. El asunto es cómo va a hacerse, quién va a hacerlo y qué criterios van a aplicarse. Ya hemos mantenido reuniones con la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos y con la Federación de Asociaciones de Vecinos: nos hemos comprometido con ellas a ofrecerles el borrador del que puede ser plan de actuación.
P. ¿Y van a encargarse ustedes personalmente de todo el trabajo de coordinación entre asociaciones?
R. La idea es establecer comisiones o juntas de educación de distrito dependientes de las juntas municipales de distrito y relacionadas con esta Delegación. Entre los temas evidentemente próximos que querríamos afrontar, con estos presupuestos, es la utilización integral de los colegios nacionales de EGB. A partir de las cinco de la tarde, en que terminan las horas lectivas, disponemos de centros libres o infrautilizados. Pretendemos que el barrio los use como base de sus actividades sociales, educativas, deportivas, recreativas o, simplemente, formativas. El conjunto de organizaciones del barrio, los sindicatos y los partidos políticos interesados han de tener la posibilidad de decidir, siempre bajo la orientación y dirección de la junta municipal de distrito, de qué modos se aprovechan los centros en esas horas. Estamos convencidos de que la responsabilidad de los actos para los que sean utilizados y la de su buen uso general deberían estar siempre garantizadas por la asociación de padres de alumnos en cada colegio, a fin de que sea evitada cualquier deformación en las actividades.
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