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La URSS propone a China la normalización de relaciones

La Unión Soviética ha propuesto a los dirigentes chinos reuniones a alto nivel con el propósito de normalizar las relaciones entre ambos países. Esta decisión que podría mejorar notablemente la convivencia internacional será un paso posterior a la firma del acuerdo SALT II en Viena entre Estados Unidos y la URSS, según ha podido saber en fuentes diplomáticas occidentales EL PAÍS. El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, entregó ayer una nota «recordatoria» al encargado de negocios chino en Moscú Tian Zengpei, donde se propone la elaboración de los documentos que afirmen la coexistencia pacífica entre ambas potencias.

Los dirigentes soviéticos pretenden con estas conversaciones reanudar la vigencia del Tratado de Amistad, Alianza y Ayuda Mutua entre la URSS y la República Popular China, firmado en febrero de 1950 y que no fue prorrogado en los primeros días de abril de este año.En la conversación mantenida por el ministro soviético de Asuntos Exteriores con el representante chino en Moscú, se expuso claramente la postura del Kremlin al asegurar que está dispuesto a entrar en conversaciones con la República Popular China, si bien se matiza, en la nota entregada a Tian Zengpei, que «el objetivo es la normalización y mejora de las relaciones entre los dos países, con base a los principios de coexistencia pacífica, igualdad, respeto mutuo de la soberanías e integridades territoriales y a la no injerencia en los asuntos internos de otros países y no emplear las armas nucleares».

Los soviéticos proponen realizar las conversaciones en los meses de julio y agosto en Moscú a nivel de viceministros de Asuntos Exteriores.

Observadores occidentales consideran que de llevarse a cabo estas conversaciones la firma de un nuevo Tratado de Amistad y Ayuda Mutua pudiera tener lugar en los últimos meses de este año en un encuentro al más alto nivel, a celebrar en Moscú.

Este viraje de Ia política soviética ha sorprendido a los analistas de la política internacional ante el cambio radical de postura realizado en los últimos tiempos. No hace muchas semanas los medios oficiales soviéticos de propaganda titulaban sus crónicas. «Pekín atiza la tensión», «China reta a la humanidad», «Acto hostil de Pekín», «China, en nombre de la clase obrera, contra la clase obrera.» Todo parece haberse olvidado y una nueva etapa de distensión, provocada posiblemente por Estados Unidos, sustituye al enfrentamiento de ambos países.

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