No hubo intención de causar la muerte de un dirigente de los GRAPO
La policía no tuvo intención de causar la muerte del dirigente de los GRAPO, Juan Delgado de Códex, ocurrida el 20 de abril pasado en el barrio de Lavapiés, de Madrid, según se afirma en la respuesta dada por el Gobierno a una pregunta formulada sobre este asunto por el diputado socialista Carlos San Juan de la Rocha. En la respuesta gubernamental, publicada en el Boletín Oficial de las Cortes, se añade que «son injustas y hasta injuriosas las veladas acusaciones» que se han hecho sobre la actuación policial en este caso, que dio como resultado la muerte de Delgado de Códex, cuyos conocimientos sobre la naturaleza y origen de los GRAPO hubieran sido muy valiosos, en poder de la policía, para la desarticulación de esta organización terrorista.
El Gobierno niega, de entrada, que haya existido por parte de la policía una planificación previa sobre la captura del dirigente de los GRAPO, si bien se tenían noticias de la posible permanencia en Madrid, y concretamente en la zona próxima a la plaza de Lavapiés, de varios militantes de esta organización. Montada la correspondiente operación policial, a cargo concretamente de tres funcionarios de la Brigada de Operaciones en lo que se refiere a la zona de Lavapiés, éstos observaron a un individuo, al que reconocieron plenamente como Juan Delgado de Códex.Inmediatamente, según la versión dada por el Gobierno, los citados inspectores comenzaron a seguir al individuo, el cual, al advertir la vigilancia de que era objeto, montó inesperadamente en un taxi aparcado en la misma plaza, del cual descendió inmediatamente por la puerta contraria, emprendiendo la huida a pesar de los gritos de los funcionarios, que le repetían: «Alto. La policía», orden que desobedeció el fugitivo, mientras se alejaba a la carrera, a la vez que volvía la cabeza y hacía ademanes que permitían suponer que intentaba coger un arma de su cintura.
Los funcionarios, sigue la versión oficial, hicieron varios disparos al aire, con ánimo de intimidar al fugitivo, «viendo, segundos después, cómo se balanceaba aquél, alcanzado por alguno de los disparos realizados con intención intimidatoria». El herido fue trasladado de inmediato en una ambulancia, que casualmente se encontraba aparcada allí, al Hospital Francisco Franco, donde ingresó cadáver. Posteriormente, la respuesta del Gobierno sale al paso de algunas «dudas y suspicacias» sobre el desarrollo de los hechos, expuestas en algunos medios de comunicación.
Presencia no casual de la ambulancia en el lugar de los hechos: el conductor de la ambulancia y el celador de la Seguridad Social que le acompañaba se encontraban, como hacen habitualmente, dentro de una cafetería, según declaración de los mismos, corroborada por un camarero de la citada cafetería.
Dudas sobre la huida y el resultado de un solo disparo: las órdenes de detención y las advertencias dirigidas al fugitivo por la policía fueron ratificadas por el taxista en cuyo vehículo aquél pretendió huir. Conforme señala el certificado médico, el fallecido fue alcanzado por un solo disparo.
Interferencia de la Brigada de Operaciones en servicios que realizaba otra brigada distinta, dependiente de la Jefatura Superior de Policía de Madrid: no podía haber interferencia alguna de otras unidades policiales si existía, como se ha probado, un plan de actuación de la Brigada de Operaciones sobre este asunto.
Supuesta indefensión de Delgado de Códex ante la actitud policial: han sido varios los policías muertos en el último año en acciones de persecución y detención de terroristas armados, mientras que sólo en esta ocasión, y fortuitamente, la detención de un presunto terrorista ha tenido el desenlace apuntado.
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