El deporte, marginado en la enseñanza estatal
Los niños españoles no gozan de las mismas oportunidades para hacer deporte. O van a un colegio de pago, y los curas se encargan de llenarles el tiempo de ocio para que no piensen en «otras cosas», o, si tienen suerte, tendrán dos horas semanales de clase de educación física a cargo de un bedel en el colegio estatal. De esta manera, el deporte escolar no forma parte, en líneas generales, del proceso educativo del alumno.
El hacer o no deporte en la edad escolar va en función directa con la economía del centro. En los privados, no suele haber problema. Buenos profesores, clases programadas de educación física, campos de deportes y hasta clases de judo y entrenadores nacionales titulados. El niño termina su jornada escolar y puede seguir en el colegio practicando cualquier deporte, ya sea por su cuenta, o a través de un entrenamiento de equipo al que se prepara para competir.El problema del deporte escolar está en los colegios estatales. Por lo general, mientras dura la enseñanza de EGB, los niños carecen de profesor de Educación Física y, por tanto, de una programación de clases para su expresión dinámica. El profesor es único para todas las asignaturas. El deporte no existe para el niño y esta situación se prorroga incluso en la segunda etapa de EGB, cuando ya tiene un profesor para cada temática, pues la docencia de educación física sigue, de hecho, sin tener un sitio en el proceso educativo del alumnado. El segundo paso en la enseñanza estatal son los institutos o los centros de formación profesional. Aquí sí se dan clases de educación física, pero los profesores se limitan a cumplir su labor de manera burocrática, sin crear una inquietud de actividad deportiva porque están discriminados. Son los últimos de la lista, al no concedérseles una retribución para las horas extras de dedicación. Si éstas se dan en pos de crear un equipo, siempre es por la vocación del profesor.
El Ministerio de Educación, a pesar de que incluye en sus planes escolares la enseñanza de la educación física y de que dictó una orden por la que todos los nuevos colegios debían tener espacios reservados para la práctica deportiva, se mantiene al margen del problema. Sabe que en los colegios estatales no hay profesores de educación física o que no hay sitio donde impartir las clases. Oficialmente, los problemas no existen. Hace años convocó dos cursillos de especialización para que impartieran las clases de educación física otros profesores. Ahora, ésos ocupan el sitio de los profesores titulados en el INEF, y sigue sin convocar oposiciones, como hace en otras ramas -matemáticas, geografía, etcétera-, porque la respuesta es siempre la misma: primero, la escolarización, mientras siga habiendo falta de presupuesto.
La respuesta de otras iniciativas
En España hay dos organismos que sienten preocupación por el deporte escolar. Uno es ADECE -Asociación Deportiva Española de Centros de Enseñanza-, y otro, el Deporte Escolar Joven, que es una sección de la Liga de Agrupaciones Deportivas Juveniles. Ambos tratan de dar una respuesta a la problemática del deporte escolar.ADECE está reconocida como la principal interlocutora válida ante el Consejo Superior de Deportes, y a ella se encuentran afiliados cerca de 3.000 representantes de centros de enseñanza, que a su vez representan a un millón de escolares. Intenta paliar la falta de profesorado especializado en los colegios nacionales con monitores y, fundamentalmente, con las asociaciones de padres de alumnos. El plan experimental de educación física del CSD en colaboración con los municipios es también un punto de apoyo para aliviar la falta de espacio en los colegios para las clases deportivas. Organiza anualmente los Juegos Escolares, que son posibles por el presupuesto que concede el Consejo Superior de Deportes dentro de su plan de promoción. Son doscientos millones de pesetas los que se lleva este capítulo, repartidos de la siguiente manera: el 58,56%, para las delegaciones provinciales del CSD; el 36,90%, para subvenciones en el desarrollo de las distintas fases de competición, y el 4,5%, para actividades internacionales.
La Liga de Agrupaciones Deportivas Juveniles, a través de su sección Deporte Escolar Joven, ha iniciado una actividad práctica con encuentros de promoción deportiva. El premio es llegar a rellenar la Cartilla del deportista, en un afán de captar a los niños no a través de la victoria en una competición, sino por su actividad en el deporte. Su filosofía sobre el deporte escolar se traduce en que éste debe estar dirigido de una manera tripartita por directores, profesores y alumnos. Considera que a nivel general no existe deporte escolar, y aboga por un amplio protagonismo del alumnado en la dirección de un deporte, no hecho en función de los intereses federativos, sino en función de los de los jóvenes estudiantes.
La situación del deporte escolar no varía, sin embargo, con estas respuestas. Las contradicciones son abundantes. Colegios con tres campos de fútbol, dos canchas polideportivas y hasta pabellón cubierto, contrastan con otros que no tienen más espacios libres que los pasillos; colegios con profesorado deportivo especializado, incluidos profesores de judo, contrastan con otros que no tienen ni uno solo que imparta elementales clases de gimnasia. Los profesores del INEF en paro también contrastan con la posición del ministerio, que no convoca oposiciones cuando reconoce a la educación física como asignatura obligatoria, y sabe que hay colegios en los que si se da gimnasia es por mediación de un bedel. Los únicos perjudicados son los niños, que así se ven privados del total desarrollo de su proceso educativo, porque si importante es el desarrollo intelectual, también lo es el físico. La educación del hombre se basa en los juegos de la edad infantil, porque es entonces cuando despiertan todas las facultades. La inteligencia y la agilidad mental actúan mejor con un cuerpo fuerte y sano. Si se limita la actividad física a un niño, se le limitan también sus posibilidades vitales.
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