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Los norteamericanos piden política dura con la URSS

Los norteamericanos son, en general, partidarios de la firma de un tratado que iguale el poderío militar de Estados Unidos y la Unión Soviética, pero, al mismo tiempo, preferirían una política de «línea dura», en lugar de una política de distensión.De acuerdo con una encuesta efectuada por el diario The Washington Post, sobre 1.808 adultos consultados telefónicamente, los ciudadanos de este país favorecen la idea de una paridad de potencial militar entre las superpotencias, en una proporción de 50 a 42.

La política de acercamiento amistoso a la URSS es rechazada, sin embargo, por una proporción de 53 a 31. Preguntados si Estados Unidos ha fracasado en su intento de conservar el lugar de privilegio en el mundo, por cada treinta encuestados que responden no, 64 responden si.

Los analistas del Washington Post obtienen de su encuesta la conclusión de que el apoyo popular a la firma del tratado SALT II de limitación de armas estratégicas es «menor de lo que el presidente Carter cree que es».

Uno de los principales obstáculos que los senadores encuentran para la ratificación del acuerdo es la falta de seguridad sobre las posibilidades norteamericanas de verificar su cumplimiento por la Unión Soviética.

Después de la pérdida de las bases de espionaje en Irán, los Estados Unidos mantienen conversaciones simultáneas con Ankara y Moscú, en orden a conseguir permiso para que sus vuelos de reconocimiento U-2 observen territorio ruso desde Turquía.

Fuentes norteamericanas han informado que el Gobierno turco no atenderá tal solicitud hasta que exista el visto bueno de la Unión Soviética.

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Kissinger, por un debate nacional

El ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger dijo ayer que se debería entablar un «serio debate nacional» sobre las disposiciones del tratado de limitación de armas estratégicas (SALT II).Kissinger dijo que los norteamericanos deberían tener en cuenta «la posición estratégica de Estados Unidos en los años 80 y su relación con la Unión Soviética, así como la conducta de ésta durante el próximo decenio». «Hasta ahora el debate ha sido muy pobre», comentó Kissinger en su entrevista,

En cuanto a las críticas de que está siendo objeto el propuesto acuerdo, Kissinger explicó: «Hay que comprender que cualquier tratado de esta índole, cuyas negociaciones se prolongan durante mucho tiempo, incluirá un balance de compromisos. »

Mientras tanto, agregó el ex secretario de Estado, la Administración Carter debe considerar que «no puede seguir utilizando eslóganes como Holocausto, Armageddon, enfocando el debate desde un punto de vista emotivo».

Al ser preguntado acerca de si adoptará una postura en este debate, Kissinger contestó que lo hará poco después de la firma del tratado y habiendo estudiado el texto.

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