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Tribuna
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Eros, en las relaciones cotianas

Marcuse piensa con Freud y Wilhem Reich que la represión de los instintos, de las emociones y los sentimientos espontáneos constituyen la base del malestar en la cultura, de esa insatisfacción constante de los ciudadanos en las sociedades industriales avanzadas. Pero piensa también Marcuse, con Marx, que todo lo individual sucede por algo y para algo. Las formas de producción económica son las que imponen esa frialdad emocional cotidiana, el empobrecimiento erótico. La producción, el trabajo humano, se edifican sobre la represión de ese eros cósmico, primitivo, originario, característico de todos los seres vivos, generador de una «sexualidad polimorfa y perversa», entendiendo como tal no la peyorativa y moralista definición de perversidad propia del psicoanálisis ortodoxo e integrado, heredero de la moral vigente, sino la abierta, total y diversa instintiva del erotismo humano. Sin embargo, es la forma de producción convertida en cotidianidad la que obliga a las personas a renunciar a la riqueza inmensa de sus pulsaciones sexuales para determinarse en la primacía genital, y ésta, además, bajo la modalidad de la monogamia heterosexual y patriarcal. La deserotización se torna entonces desertización de la existencia diaria de los seres humanos.¿Cuál es la alternativa marcusiana, la liberación?: la imaginación al poder, frente al imperio de la mediocridad. La rica e infinita variedad de esas pulsaciones eróticas primitivas, polimorfas y perversas desplazaría entonces a la sexualidad establecida. Lo denominado perversión o desviación se convierte para Marcuse en mensaje de liberación. Como lo es, paradójicamente, la mística o la patrística cristiana. Y como lo es el arte, el sueño de los locos y los genios: la genialidad y la locura de todos.

Más información
Herbert Marcuse, internado en un hospital en Frankfurt

¿Es posible la utopía? ¿Puede ser ya suprimida esa represión instintiva que requiere la actual estructura del trabajo de la mayoría de los seres humanos? ¿Qué sucedería si el actual tedio y dolor de un mundo de seres que trabajan la mayor parte de las horas de su vida en funciones que no les producen placer comenzara a ser desplazado por un universo de personas que de verdad hiciesen lo que les gusta y empezasen a trabajar en la alegría erótica de estar juntos?

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