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Bárbara Hutton, el imperio Woolworth y las desgracias del matrimonio

«Todas las desgracias que he tenido en mi vida me las han causado los hombres. Me siento desminuida ante el matrimonio, pero también tengo miedo a vivir sola, porque, en definitiva, la vida no tiene sentido sin los hombres». Bárbara Hutton heredera del imperio Woolworth, firma multinacional con origen en Estados Unidos, siete veces casada «porque buscaba en los hombres la felicidad que, sin embargo, ellos no me daban », murió de un ataque al corazón, el viernes pasado en Los Angeles. Tenía 66 años.Miss Hutton, que vivía en reclusión voluntaria desde hace varios anos en el hotel Wilshire, de Beverly, a pesar de que sus actos ocuparon en otro tiempo muchas páginas en las revistas del corazón, había estado en el hospital en el que murió, tan sólo ocho días antes, para ser tratada de una neumonía.

En su intento de encontrarle sentido a la vida se vio envuelta en siete matrimonios, todos con hombres de nacionalidad no americana, pero todos «le fallaron». Tres de sus maridos fueron príncipes, uno conde, otro barón y los otros dos, un actor de cine y un play-boy internacional. Bárbara afrontaba con esperanza cada nuevo matrimonio diciendo «soy muy feliz». Pero su felicidad sólo se pudo medir en períodos que duraron desde 73 días a cuatro años.

«Mi dinero nunca ha servido para comprar mi felicidad» -dijo tras su ruptura con el actor Gary Grant- «De hecho, después de tres matrimonios sin éxito, puedo llegar a la conclusión de que no se puede comprar el amor con dinero». Pero ella también rehusó de hecho a que le colgaran la etiqueta de «pobre pequeña rica», que tuvo que soportar durante toda su vida. «Ciertamente no soy pobre -dijo también en una ocasión-, pero nada me molesta más que la gente rica vaya diciendo por ahí que no es feliz precisamente a causa de sus riquezas.»

Bárbara Hutton nació en Nueva York el 14 de noviembre de 1912. Al poco tiempo murió su madre, Edna Woolworth, y la niña heredó sesenta millones de dólares que, a su vez, provenían de su abuelo W. Woolworth. El traspaso real de la herencia se produjo cuando Bárbara tenía cinco años. Desde entonces no dejó de ocupar las cabeceras de las publicaciones del corazón.

Después de hacer su presentación en sociedad en 1930 en una pintoresca fiesta, cuya organización le costó 60.000 dólares, Bárbara Hutton se casó en 1933, a los veinte años, con el príncipe Alexis Mdivani, que vino desde Georgia, en el Cáucaso. «Es divertido ser una princesa», dijo tras la ceremonia civil de este su primer matrimonio. En este matrimonio las cosas no fueron muy bien. Tras sucesivas separaciones y reencuentros, llegó la separación definitiva en 1935. Bárbara Hutton explicó así su fracaso en el matrimonio con el príncipe Alexis: «Estaba siempre tan sola... Necesitaba un compañero. Pensaba que si me casaba tendría más libertad; pero nunca me volveré a casar.»

Veinticuatro horas después de haber firmado el acta de divorcio y de haber expresado estos deseos, se casaba con el conde Curd Haugwitz Hardenberg, nacido en Alemania, pero nacionalizado en Estados Unidos. Al año siguiente el príncipe Alexis Mdivani moría en un accidente de tráfico en España. El conde alemán fue tachado en varias ocasiones de «manifestar que se encontraba sin dinero, pero que por otra parte poseía importantes propiedades en Dinamarca y en la Alta Silesia». Bárbara Hutton le dio un millón y medio de dólares cuando se casaron y otro millón y medio cuando se divorciaron. De este matrimonio nació un hijo, por cuya custodia, encargada al padre, la heredera del imperio Woolworth tuvo que pagar una importante suma. A este matrimonio siguieron otras con el actor Gary Grant y con el príncipe Igor Truberzkoy. «Le amé al que más -dijo de Gary Grant-. Era tan dulce y tan gentil. Los nuestro no funcionó, pero le amé»

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