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El cierre, lo peor

La pasada semana ha presentado un balance global positivo como consecuencia de los avances experimentados en las tres primeras sesiones de la tanda, mientras que la de cierre daba claras muestras de debilidad a causa de las materializaciones de las diferencias positivas observadas en las sesiones precedentes.La reacción que el mercado inició a mediados de la semana anterior, y que tuvo su continuación en las tres primeras reuniones de la pasada, fue reputada por los habituales de técnica, y, a la vista del cierre presentado, no parece que estas opiniones fueran muy descaminadas. Otro aspecto noticioso del mercado fue la semiclandestina variación que se introdujo en el reglamento de contratación, volviendo a fijar los topes máximos de diferencias de los cambios que se encuentran por debajo del 100% con respecto a sus valores precedentes, en un 5% frente a los cinco puntos autorizados hasta ahora. A esta norma se le incluía un apartado según el cual, y a discrecionalidad de la Junta, y en este caso concreto del agente delegado de contratación, estos topes podrían ser rotos si se observasen condiciones que así lo aconsejasen.

Estas circunstancias, al parecer, no tardaron en producirse, y así, en la sesión del miércoles era autorizada una subida de cuatro puntos a Iberduero, con lo que el límite preestablecido se rebasaba. Aparentemente, el hecho de que sea posible la modificación de una norma de general y obligado cumplimiento si en la opinión de una persona así se considerase oportuno, no resulta un elemento que contribuya a aumentar la confianza de los inversores que habitualmente operan lejos del parquet, y sí, en cambio, puede introducir un elemento de confusión.

El mercado, a pesar de las citadas diferencias positivas, realmente no observó ningún comportamiento excesivamente significativo, y si bien en los valores eléctricos y petróleos tenían saldos compradores de cierta consideración, los bancos en ningún momento dieron muestras de igual disposición por parte de la demanda, y en la mayor parte de los casos las plusvalías obedecían más a la actuación de las propias entidades que a los deseos compradores manifestados en los corros.

Los sectores industriales continúan sumidos en una atonía de la que por el momento nada es capaz de sacarles, y los deméritos continúan reproduciéndose sin solución de continuidad.

Las constructoras, a pesar de que no presentan grandes saldos vendedores, continúan, en general, desatendidas por la demanda.

En el grupo que se observó el comportamiento diferencial de Petroleos, que mejoró posiciones, mientras que Explosivos continuó en horas bajas, y el resto del sector no daba muestras de ninguna tendencia determinada.

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