Sobre la representación a la OIT
Secretario de relaciones internacionales, UGTEl tema de la OIT ha servido en esta ocasión como disculpa para lanzar, una vez más, una polémica perfectamente respaldada por la televisión y otros medios de comunicación bajo control oficial, cuyo único objetivo real consiste en abrir un espacio para la llamada tercera fuerza sindical, propiciada desde el Gobierno.
Probablemente algún estratega del Gobierno, que apadrina a capa y espada la imposición de esa tercera fuerza sindical junto con Jean Kulakowski, secretario general de la CMT (Confederación Mundial del Trabajo, que agrupa a las confederaciones cristianas), haya pensado que la presencia del Jefe del Estado español en la LXVIII Conferencia de la OIT era una ocasión idónea para la promoción nacional e internacional de esa federación sindical, al mismo tiempo que de esa manera mataban dos pájaros de un tiro, evitando la incómoda presidencia de la UGT, que desde hace varios meses tiene presentadas en la Organización Internacional del Trabajo varias denuncias y reclamaciones sobre el patrimonio sindical y la ley de Relaciones Laborales.
En cualquier caso, la polémica y la publicidad estaban garantizadas.
Por todo ello, nuestro interés al escribir este artículo es exclusivamente de clarificación, sin querer entrar en controversia con ninguna otra organización sindical.
1.º Es necesario dejar muy claro que el año 1979, cuando se reunieron las organizaciones sindicales UGT, CCOO, ELA-STV, USO y SOC, para tratar de ponerse de acuerdo sobre la representación de los trabajadores españoles ante la OIT, no existió ningún acuerdo rotatorio para el futuro, como lo reconocen todos los protagonistas (incluido el entonces ministro de Relaciones Sindicales, señor De la Mata), salvo la USO actual. Justamente por la inexistencia de acuerdo y de criterio comúnmente aceptado al respecto hubo que recurrir a una votación, en la que la mayoría propuso a UGT como cabeza de la delegación para ese año.
En el supuesto de un acuerdo rotatorio, había qne preguntarse por qué le ha de corresponder este año la delegación a la USO y no a la SOC o a ELA-STV. Tal pregunta no tiene respuesta, por la sencilla razón de que dicho acuerdo no existió.
2.º La representatividad, que en el año 1977 venía dada por la simple legitimidad de ser organizaciones democráticas que lucharon contra el régimen anterior, cambió de significado al celebrarse las elecciones sindicales en los primeros meses de 1978.
A partir de ese momento entra en juego el criterio de representatividad que marca la propia Constitución de la OIT, que en su artículo tercero, párrafo 5, dice textualmente: « Los miembros se obligan a desionar a los delegados consejeros técnicos no gubernamentales de acuerdo con las organizaciones profesionales más representativas de empleados o trabajadores.»
En este sentido, el resultado de las elecciones sindicales dejó claramente establecido que UGT y Comisiones Obreras eran las organizaciones más representativas a nivel estatal, y con éstas, ELA-STV, en el ámbito del País Vasco. Así, en 1978, estas tres organizaciones acordaron conjuntamente una distribución entre las mismas sobre la delegación y la presidencia de la delegación.
Sin embargo, el interés del Gobierno y de la CMT por introducir en la delegación a USO acabó imponiendo la presencia de esta central y, como consecuencia de nuestras protestas, también la de la CSUT, ninguna de las cuales supera el 4% de representación electoral sindical.
3.º Este año, nuevamente, estas tres organizaciones se han reunido y han elevado su decisión al Gobierno, proponiendo a UGT como cabeza de la delegación para la LXVIII Conferencia. En este caso parece que el Gobierno no pretende solamente imponer la presencia de organizaciones minoritarias, sino que una de ellas encabece la delegación.
4.º La comparación con otras centrales europeas, como FO o UIL, con las que, efectivamente, UGT mantiene buenas relaciones, como con otras de sus países, como CFDT, CISL o CGIL, resulta absolutamente invalidada por la representatividad que estas centrales ostentan tanto en los delegados obreros como en la negociación colectiva.
5.º La prerrogativa que tiene el Gobierno para respaldar la delegación obrera, decidida entre las organizaciones sindicales más representativas, debe limitarse a dar curso al acuerdo entre las mismas.
Por ello, si el Gobierno intentase forzar, por interés partidista o por presiones, imponer la presidencia de la delegación en USO, además de cometer un grave error político que empañaría innecesariamente la presencia del Rey en la OIT, se encontraría ante una situación harto conocida en el foro internacional: que por un lado vayan los representantes de las centrales representativas de los trabajadores, y por otro, los impuestos por el Gobierno, como en los viejos tiempos de Noel Zapico.
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