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Sangriento comienzo de la campaña electoral italiana

Juan Arias

A las 9 y 45 minutos de la mañana de ayer, hora local, un mes exacto antes de las elecciones generales, un comando de las Brigadas Rojas asaltó en pleno centro de Roma, en plaza Nicosia, la sede del comité romano de la Democracia Cristiana. La espectacular operación causó la muerte de un policía mientras otros fueron gravemente heridos. Un sangriento comienzo de la campaña electoral, que ayer empezó oficialmente.

El comando, formado por nueve hombres y tres mujeres, actuó ante cientos de personas atónitas. Una parte de los brigadistas entraron en la sede de la Democracia Cristiana, mientras los demás vigilaban la entrada del edificio metralleta en mano y colocaban contra la pared a la gente que se acercaba. Dentro de las oficinas fueron maniatadas las once personas que trabajan en el centro, advirtiéndoles que iban a poner unas bombas y que escaparan en cuanto recibieran la orden pertinente. Colocaron cinco bombas de dinamita.Mientras tanto, había sido ya advertida la policía, la cual llegó en el momento en que estallaban tres de las bombas. Los terroristas que se habían quedado a la puerta y los otros, desde las ventanas, abrieron fuego contra la policía, matando a un agente e hiriendo gravemente a los otros dos. Cuando llegaron refuerzos dé la policía apoyados por helicópteros, de los terroristas ya no quedaba ni rastro.

Uno de los pisos del comité romano de la Democracia Cristiana quedó completamente destruido. Las dos últimas bombas no llegaron a estallar. En las paredes el comando dejó pintada la conocida estrella de las Brigadas Rojas y escrito, con muchas faltas de ortografía, probablemente para despistar, estas palabras. «Transformaremos el engaño electoral en guerra de clase». Hasta ahora todos los atentados realizados en Roma contra la Democracia Cristiana han sido reivindicados por las Brigadas, Rojas.

Este acto terrorista, que ha tenido lugar en la mañana en que empezó oficialmente la campaña electoral, ha creado gran conmoción y rabia no sólo en Roma sino en todo el país. Un reportero del diario La Repubblica, que estaba en la plaza en ese momento, pudo grabar todo: desde el crepitar de las metralletas, hasta el estallido de las bombas, pasando por los gritos de la gente y las primeras declaraciones de los presentes. Una pareja de jóvenes, debido al susto, se echaron a llorar y pudieron sólo gritar: «Nos quieren robar la democracia».

Terrorífica escena

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Dos estudiantes de la Universidad que estaban en ese momento aparcando el coche en la plaza de Nicosia describieron la acción del comando con estas palabras: «Diez minutos de infierno. Sentimos, primero, varios disparos de pistola, después las metralletas y, finalmente, las explosiones de las bombas. La gente empezó a correr en todas direcciones mientras en las casas cercanas se cerraban de golpe las ventanas y las puertas de las tiendas. En pocos minutos la plaza era un espectáculo terrorífico, con gritos, heridos y el silbido de las sirenas.»

A los teletipos de las agencias empezaron a llover declaraciones de los principales líderes políticos con expresiones de solidaridad hacia las víctimas y con la Democracia Cristiana. En el lugar del atentado se presentaron inmediatamente los principales exponentes del partido y del Gobierno.

Uno de los primeros que llegaron, cuando el cadáver del agente estaba aún en el suelo, fue el alcalde comunista Giulio Carlo Argan, que tuvo palabras muy duras contra «un terrorismo que intenta lanzar al país a una guerra civil». Palabras casi idénticas utilizaron los secretarios de los partidos, políticos y principales exponentes del Gobierno, de los sindicatos y de las organizaciones sociales. Se puede decir que desde el presidente de la República, Alessandro Pertini, hasta las feministas, han condenado sin medias palabras esta acción particularmente grave por la fecha en que se ha realizado y por el descaro con que ha sido llevada a cabo.

Manifestación y huelga nacional

El secretario general de la Democracia Cristiana, Zaccagnini, afirmó en los primeros servicios radiofónicos que «el terrorismo intenta golpear en su partido a uno de los baluartes de la democracia italiana» y añadió que «la DC, rechazando cualquier intimidación, acentuará su testimonio de partido popular decidido a garantizar a todos las condiciones de una democracia libre y de un desarrollo pacífico de la vida civil».

La Democracia Cristiana suspendió todos los comicios que debían haberse celebrado ayer en Roma y convocó una manifestación ciudadana en la plaza del atentado. Al acto, junto a militantes democristianos, asistieron también muchos miembros de otros partidos y muchos ciudadanos, sobre todo del barrio del atentado. Durante todo el día fueron reforzadas las medidas de seguridad y vigilancia en todos los centros oficiales de la capital.

Las tres centrales sindicales más importantes del país: CISL, CGIL y UIL proclamaron una hora de huelga nacional para expresar, en nombre de todos los trabajadores, «la más firme condena por el nuevo atentado contra la sede del comité romano de la DC».

Los secretarios generales de los tres gremios sindicales hablaron en Roma durante una manifestación general de todas las fuerzas democráticas celebrada en la famosa plaza de San Giovanni, donde se celebran las más importantes manifestaciones de las fuerzas comunistas. Con relación al atentado, el Partido Comunista italiano difundió ayer un comunicado en el que, entre otras cosas, afirma: «Quieren crear el caos, pero frente a los renovados y sangrientos ataques de los adversarios jurados de nuestra democracia es más que nunca indispensable la unidad, la vigilancia, la clara respuesta de las fuerzas del trabajo y de las fuerzas populares.»

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