Disparo para un misterio
« ( ... ) Juan Carlos Delgado de Códex era supuestamente, además de secretario general del PC (r), jefe de la sección técnica del GRAPO, brazo armado de dicho partido. Por su cargo y las funciones que se suponen anejas a él, Delgado de Códex debía de ser, antes de su muerte, uno de los hombres más ultraclandestinos de este país. Primera incógnita: ¿Cómo es posible esto cuando Delgado de Códex era un militante «quemado» y así considerado por fuentes policiales? ¿Desde cuándo una organización superoculta pone al frente de sus actividades y secretos al hombre probablemente más conocido por la policía de cuantos la componen? Misterio.Segunda incógnita: ¿Qué hay de cierto en esa hipótesis de una supuesta interferencia de los hombres del comisario Conesa en un servicio -la captura de Delgado de Códex- que estaba llevando a cabo otro departamento de la Dirección General de Seguridad? La opinión pública espera aclaraciones oficiales, y pronto.
Por otra parte, parece que la «casualidad» se ha instalado no sólo en Perpignan, sino también en Madrid. De otro modo no se comprende que junto al lugar donde cayó Delgado de Códex se encontrase casualmente una ambulancia; como tampoco que una sola bala dé en el blanco, en trayectoria un tanto insólita, para un hombre que huye en una ciudad; ni que el proyectil fatal fuese de plomo, en lugar del habitual con recubierta de cobre, que hace muchos menos destrozos que el anterior en las heridas que causa.
No menos inquietante es la información de que Delgado de Códex «jamás llevaba pistola» y que esto es sabido en medios policiales, cosa lógica si se tiene en cuenta el currículum del muerto. Si los hombres de Conesa conocían este detalle y eran, como es lógico pensar, los primeros interesados en capturar vivo al hombre que llevaba consigo en su memoria todos los secretos del GRAPO, ¿por qué dispararon? Ese estampido seco y sor do que describieron testigos oculares se llevó a la tumba a un hombre y a más que un hombre: todo un arsenal de conocimientos, de datos, de cifras, de nombres y de proyectos, todos vitales para la seguridad del país y todos irrecuperables. Inoportuno disparo para quienes tenemos interés en que los misterios del GRAPO no sigan siendo misterios.
¿Y no es también un misterio que los golpes del GRAPO vayan destinados últimamente a personalidades civiles y militares de notoria proyección liberal, como fueron el general Agustín Muñoz Vázquez, el magistrado Cruz Cuenca -uno de los dos magistrados del Supremo que votaron a favor de la legalización del Partido Comunista- y Carlos García
Valdés, uno de los más reconocidos progresistas de la actual Administración? ( ... )»
, 2 mayo
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