El juez de Padua acusa a Autonomía Obrera de "banda armada contra el Estado"
Un nuevo golpe de efecto se produjo ayer en la operación antiterrorista llevada a cabo por los jueces de Padua y Roma y que mantiene en la cárcel a los principales ideólogos de la extrema izquierda, empezando por el catedrático de Padua y de la Sorbona, Antonio Negri.El magistrado Pietro Calogero, que fue el juez comunista que levantó la liebre de esta gran investigación contra la izquierda revolucionaria, sorprendió de nuevo a toda la opinión pública con otro gesto espectacular: durante el interrogatorio de dos de los líderes de Autonomía Obrera de Padua, acusados de «asociación subversiva», les comunicó un mandato judicial en el que se les acusa de «constitución de banda armada contra el Estado», que es el delito más grave del Código Penal italiano y que prevé la cadena perpetua.
La noticia tiene especial importancia porque el juez fundamenta su acusación en el hecho de ser «miembros de la Autonomía Obrera organizada de Padua». Es decir, que el juez Calogero acusa de asociación terrorista contra el Estado a esta organización de extrema izquierda. La acusación es gravísima, porque mientras los abogados están luchando desesperadamente para que se conceda a Antonio Negri la libertad, porque no es el jefe de las Brigadas Rojas, sino simplemente el líder de Autonomía Obrera, ahora el magistrado de Padua pone en el mismo nivel a Autonomía Obrera y a las Brigadas Rojas.
En este caso, como afirmaban ayer todos los observadores de la capital italiana, Negri y los otros ocho ideólogos acusados de constitución de banda armada, por ser sospechosos de estar implicados en las Brigadas Rojas, podrían caer de nuevo en las manos del juez Calogero, en Padua, aun en el caso en que no se pudiera probar en Roma que han organizado o participado en el secuestro de Aldo Moro, que era la prueba clave para demostrar que pertenecían también a las Brigadas Rojas. Serían igualmente terroristas por ser dirigentes de Autonomía Obrera de Padua.
En un clima de tensión como la que está creando esta investigación, los jueces piden, día a día, a los periodistas que sean prudentes y que no recojan como noticias verdaderas bulos o indiscreciones o noticias filtradas en ambientes que pretenden desprestigiar a los autores de esta operación antiterrorista, a la vez que se quejan de ser víctimas de un verdadero boicot en su difícil trabajo.
Los abogados de los ideólogos revolucionarios se quejan, por el contrarío, de que los jueces, de acuerdo con los dos mayores partidos -la DC y el PCI-, están construyendo un «montaje indecente » de carácter preelectoral, con el fin de desprestigiar conjuntamente a toda la «nueva izquierda» italiana y eliminar de un plumazo toda la oposición de izquierda que no se enmarca en las líneas oficiales de los partidos históricos de izquierdas.
Es significativo que ayer las crónicas de los principales diarios comenzaran subrayando que el nuevo gesto de Calogero no era un rumor. Hasta el enviado especial del Corriere della Sera, el primer diario del país, empezaba con estas palabras: «Esta vez es una verdadera noticia, una noticia espectacular.» Casi con las mismas palabras abría la crónica La Repubblica: «La última sorpresa de la investigación del juez Calogero no es una indiscreción, no es un rumor: es una acusación gravísima.»
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