Los laboristas británicos ganan terreno electoral a los conservadores
La reducción de distancias entre los dos grandes partidos británicos reflejada por los últimos sondeos de opinión ha hecho bajar la cotización de la libra esterlina e inyectado cierto optimismo en las filas laboristas, visible sobre todo en el primer ministro, James Callaghan, que aparece eufórico en sus más recientes intervenciones electorales.
La ventaja conservadora se sitúa ahora entre el 5% y el 6%, contra el 10% de hace unos días, pero con algunas fechas de campaña por delante y la alta proporción de votantes que declaran no saber todavía por qué partido se inclinarán el 3 de mayo (hasta el 20% en algunos distritos), los estrategas laboristas no dan por perdida la batallaLa city londinense ha acusado la incertidumbre con un descenso promedio de la divisa británica de casi un 1% respecto a las principales monedas.
Las encuestas para uso interno -encargadas por los cuarteles generales labour y tory sugieren que Margaret Thatcher no acaba de convencer a los electores con sus promesas de reducción de precios y disminución de los impuestos temas que dominan la carrera hacia el poder. En consecuencia los conservadores, que siguen firmemente convencidos de que serán claros ganadores el próximo jueves, planean desviar la atención de la opinión pública hacia terrenos más cálidos y firmes, en especial «ley y orden». El campo está abonado tras la irrupción de la policía en la campaña electoral a través de una carta abierta, publicada como publicidad a toda plana en periódicos y revistas, pidiendo más ayuda para su labor y el aumento de sus medios.
El frente sindical
La señora Thatcher ha concentrado sus últimos ataques en las relaciones laborales y el poder de los sindicatos.En Glasgow, la líder conservadora ha vaticinado un voto masivo de los trabajadores por su partido y reiterado la urgente necesidad de reformar los sindicatos y disciplinar sus procedimientos de protesta. El secretario general de las TUC, Len Murray, ha replicado anticipando una era de confrontación industrial sin precedentes, si la jefe tory tiene la oportunidad de poner en práctica sus puntos de vista. Según el líder sindical, lo que menos necesita Gran Bretaña es una política de mano dura hacia el movimiento obrero propiciada desde el 10 de Downing Street.
Estadísticas oficiales distribuidas ayer han añadido combustible a los argumentos de M. Thatcher. De ellas se desprende que el Invierno pasado ha sido la época de mayor agitación laboral en este país, desde 1974, en que una huelga de mineros asestó el golpe de gracia al Gobierno del conservador, Edward Heath.
Laboristas y conservadores se han embarcado en la semana final de su carrera en costosas campañas de publicidad impresa. Concentradas en los periód icos y revistas de mayor circulación y en lasvallas callejeras, se calcula que la factura de ninguno de los dos partidos bajará de los treinta millones de pesetas. En espera de la que se anticipa confrontación final sobre la personalidad de ambos candidatos (aquí radica la mayor y más positiva baza que le queda por jugar al laborismo: James Callaghan sigue dando mucho mejor que Margaret Thatcher), las apuestas sobre el desenlace del 3 de mayo alcanzan cifras astronómicas. En tres a diez para los conservadores y cinco a dos para los laboristas estaban ayer las apuestas en una de las más importantes firmas de las que se dedican a canalizar la pasión de los ingleses por jugarse su dinero.
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