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Especulaciones en Bonn sobre una crisis política en la RDA

Al término de una semana de tensión diplomática entre los dos Estados alemanes, como consecuencia de las últimas medidas restrictivas de la República Democrática Alemana (RDA) contra los corresponsales de prensa de la República Federal de Alemania (RFA) acreditados en Berlín Este, han trascendido en Bonn rumores de crisis política en la RDA. Estos rumores se basan en que, al parecer, Erich Honecker, jefe del Partido Socialista Unificado (comunista), y el jefe del Gobierno, Willy Stop, no estaban enterados de la imposición de tales medidas, que claramente contradicen la línea de distensión interalemana que representan ambos políticos.

Para nadie que conozca, siquiera someramente, la RDA es un secreto que en Berlín Este se encuentran enfrentadas dos tendencias: la de quienes, como Honecker, buscan una aproximación efectiva entre países de distinto régimen político, social y económico; y la de los que pretenden endurecer la línea oficial, renunciando incluso a los ocho millones de visitantes germano-occidentales que cada año cruzan la frontera de la RDA.Los «duros» insisten en que con la penetración M marco fuerte a través de los contactos con los visitantes occidentales el sistema se ha deteriorado y progresivamente la sociedad que se pretendía crear en la nueva Alemania está adquiriendo hábitos netamente capitalistas. Ayer mismo fue condenado en Magdeburgo a ocho años de cárcel un millonario que había defraudado al fisco 600.000 marcos.

El que Honecker y Stop se encontrasen fuera del país al aplicarse las medidas restrictivas (obligación de comunicar los periodistas, con veinticuatro horas de antelación, sus viajes a otras ciudades distintas de la capital y solicitud de permiso para realizar encuestas callejeras) podría indicar que el sector «ultra» tiene peso suficiente como para imponer su criterio en un tema tan delicado como el de la información.

Berlín ha optado en las últimas horas por neutralizar en lo posible el problema trasladando el punto de atención a otros asuntos, como el establecimiento por la RFA de un depósito de residuos nucleares en Gorleben (Baja Sajonia), en un meandro del río Elba, a dos kilómetros escasos del territorio germano oriental.

Endurecimiento

Que el momento es especialmente crítico para el Gobierno de la RDA parece desprenderse de varios hechos: Robert Havemann, físico comunista condenado a muerte por los nazis, retenido en su casa desde hace dos años, deberá afrontar ahora unas condiciones de arresto domiciliario más duras. Sus contactos con el exterior han quedado absolutamente cercenados por el momento: se le han retirado los receptores de radio y televisión y se le ha prohibido una visita al médico.Havemann es considerado como el crítico más peligroso del sistema, por sus análisis marxistas del llamado, «socialismo real». Algo similar podría ocurrir a otros publicistas germano-orientales, como Heym, a quien se le ha prohibido estos días trasladarse a Maguncia (RFA), donde iba a tomar parte en una exposición sobre propaganda antifascista durante el tercer Reich.

La Iglesia evangélica, reunida este fin de semana en sínodo, ha aprovechado también la ocasión para garantizar que en lo sucesivo adoptará un papel más critico con respecto al sistema. En este sentido ha formulado ya una protesta contra la política del Gobierno en relación con el aborto y con la instrucción paramilitar en las escuelas medias del país. Según esta Iglesia, se trata de evitar que los ocho millones de practicantes de la, RDA (al final de la guerra sumaban dieciséis) se reduzcan aún más.

Aprovechando también esta situación, se ha dado a conocer un comunicado suscrito por varios intelectuales que protestan contra las condiciones impuestas a Flavemann, condiciones que, a su entender, contradicen gravemente las resoluciones de Helsinki.

Se confirme o no la crisis en la dirección política de la RDA, lo que parece cierto es que las medidas restrictivas contra la prensa occidental no tienen fácil salida. Tras un encuentro de todos los corresponsales alemanes federales acreditados en Berlín Este con políticos de Bonn (hubo dos que no asistieron, alegando inoportunidad de la convocatoria, por lo que podría significar de recepción de consignas), sólo queda una vuelta a la normativa flexible anterior o un endurecimiento de la postura de Berlín que provocaría la retirada de corresponsales occidentales y el consiguiente enfriamiento en las relaciones interalemanas. Anular repentinamente las medidas implicaría una «claudicación» ante la «Alemania capitalista».

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