El cine es un aula sin libros
En la oscuridad de la blanca pantalla han ido surgiendo haces luminosos. Es la magia del cine que nos capta y descubre las costumbres, artes, formas de pensar y vivir, cultura... de los distintos pueblos. El cine traslada al celuloide todo el ámbito socio-político-cultural de un país, desde sus paisajes hasta el más hondo pensamiento de sus hombres. Ningún cine se robustece encerrado en sus propias fronteras, necesita salir a la conquista de países foráneos. El cine es un aula sin muros. Mas, ¿quiénes son sus alumnos? ¿Participa el niño de las enseñanzas del cine? ¿Cuántos guionistas piensan en los niños a la hora de concebir un guión? ¿Cuántos productores estarían dispuestos a producir ese factible guión para niños?... Sería entrar en el nebuloso terreno de las hipótesis.El cine para niños (no de niños), como tal, no existe en España. Se carece de criterios a la hora de acercarse a este hecho tan fundamental de despertar la capacidad crítica, fomentar la imaginación, enseñarle a «leer» imágenes al niño. Nadie se preocupa, en absoluto, de hacer una auténtica política cultural en este sentido. Al ser un cine no rentable, no entra en los parámetros mentales de la mercantilización cultural y, por consiguiente, no se realiza.
Los niños están huérfanos de imágenes que coadyuven en su formación humana; ya se, encarga TVE de «distraerles». Urge conectar el hecho cinematográfico con la realidad infantil, pero aquí parece ser, se sigue confundiendo al cine tolerado con el cine para niños.
Aprovechando las malas conciencias que han configurado un Año Internacional del Niño, una productora -Gipeca- intenta realizar una serie de trece cortometrajes para niños de ocho a once años. Articulados en una duración de diez minutos cada uno, conscientes de que la capacidad receptiva del niño está mejor asimilada en raciones de diez minutos que durante un empacho de hora y media.
Promueven esta interesante experiencia- piloto: Emiliano de Pedraza, director de la marca Gipeca- Producciones; Alsira García-Maroto; Arturo González y Juan Forner.
Estos cortometrajes han sido guionizados y serán, posteriormente, dirigidos por un grupo de significativos realizadores españoles: José Luis García Jaime Chavarri, Manolo Gutiérrez Aragón, Antonio Drove, Miguel Picazo, Alvaro Forqué, Francisco Nieva, Carlos Mira, Gonzalo Suárez, Emiliano de Pedraza... Es muy posible que se adhieran a estos nombres los de Luis Berlanga, Carlos Saura y Basilio Martín Patino, que aún no lo han confirmado.
La serie incidirá en el aspecto lúdico del niño, la vertiente pedagógica será para los padres. Un cine para niños. Existirá una heterogeneidad de puntos de vista, como diversas son las personalidades de cada director y como diferente es cada niño.
En la gestación de esta serie sólo se utilizará la imagen, apoyada por una banda musical o canción original, de acuerdo con lo que el tema requiera. Rara vez será utilizada la palabra, persiguiendo potenciar la imagen como instrumento de comunicación y creación de sensaciones. Se ha elegido un nivel de edad comprendido entre los ocho y los once años porque los promotores consideran que esa franja cronológica en plena escolarización es la más olvidada por los realizadores de cine para niños.
Se huiría de esquematizar en demasía y conformar un perfil arquetípico de la infancia, conscientes de las diferencias evolutivas de los niños y de la gravitación colonizadora de los adultos sobre ellos. Se subrayará, como dijimos, el aspecto lúdico, y las únicas connotaciones pedagógicas serán para el adulto. Se les servirá una temática abierta. Algunos temas propuestos son: Los niños y la naturaleza, el miedo, la pandilla, la amistad, los niños tiene sexo, el niño y la selva urbana, la muerte, el dinero, la guerra, la música, el descubrimiento del mundo adulto...
Los protagonistas podrán ser animales, máquinas, estrellas, adultos... pero, principalmente, niños y niñas de edad aproximada a la de los niños receptores.
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