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Antonio Rosón: "Más que de fracasos, habría que hablar de lentitudes"

Ayer se cumplió el primer año de funcionamiento de la Junta de Galicia, que fue constituida solemnemente en Santiago el 18 de abril de 1978. El presidente, Antonio Rosón, hizo, con este motivo, unas declaraciones a EL PAIS. En definitiva, su balance es que «más qué de fracasos habría que hablar de lentitudes ajenas a la Junta».«El logro más prometedor e importante de la Junta -dijo- ha sido el de obtener la presidencia y la generosa colaboración de todos los estamentos de la vida gallega. Hemos recibido igualmente el constante aliento de las sociedades gallegas de la emigración. Partiendo de cero, se avanzó en la tarea organizativa y en las transferencias de algunas competencias que se nos van a transmitir el 2 de mayo». Estas competencias a las que alude el presidente gallego se refieren a materia de urbanismo, transporte, actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas y a turismo.

El señor Rosón destacó también la elaboración que se está haciendo del Estatuto de Autonomía. «Es ya una realidad -contestó- el anteproyecto que redactaron fuerzas políticas muy distintas. La Asamblea de Parlamentarios va a reunirse el 5 de mayo para discutirlo; una vez aprobado, será remitido a la comisión constitucional de las Cortes. Es de esperar que el Parlamento lo discuta en el curso de este mismo año.»

Lentitudes o fracasos

«Fue una experiencia que aportó muchas y grandes alegrías -confesó a EL PAIS-, pero que también me deparó enormes disgustos e insatisfacciones. Algunas veces me acometió la idea de tirar la toalla ante la incomprensión y zancadillas de alguna gente, e incluso la infamia de otros. Estoy contento de haber seguido en mi puesto y espero que haya servido para algo el sacrificio de mucho esfuerzo personal derrochado.»« Más que de fracasos en la marcha de la Junta -añadió-, habría que hablar de lentitudes. De lentitudes que muchas veces desesperan al más pintado y que generalmente vinieron impuestas por causas ajenas a la Junta de Galicia. De todos modos, es preciso tener en cuenta que el proceso, autonómico requiere mucho estudio, mesura y mucho cuidado. Lo que interesa, en definitiva, es caminar sin pausa, independientemente del ritmo de la marcha.»

Su propio partido acusó veladamente a Rosón alguna vez de haberse inclinado marcadamente hacia posiciones galleguistas. «El galleguismo -declaró el presidente- es un sentimiento natural de amor y solidaridad con la tierra y la comunidad galaica. En todos los partidos hay galleguistas, tanto en el centro, como a su derecha o a su izquierda.»

Refiriéndose al avance electoral del nacionalismo, dijo: «El nacionalismo gallego está ahí, es un hecho sicológico y no tiene por qué ser separatista. Es una de las formulaciones políticas que reflejan el sentimiento de amor a la tierra al que me referí antes y que encontró apoyo también en la circunstancia de que Galicia ha sido un país abandonado. La presencia electoral de corrientes nacionalistas no es sorprendente porque estaba ahí desde hace más de medio siglo.»

En términos generales se mostró optimista sobre el futuro. «Galicia -declaró- se puede convertir en un país privilegiado a través de la autonomía política si las cosas se llevafi responsablemente y con sensatez. Esto será posible al verse libre de una estructura administrativa y política centralizada que ha impedido que las facultades creadoras del pueblo gallego se manifestaran con autenticidad.»

Acerca de las acusaciones que se vertieron algunas veces, desde la derecha, sobre todo, sobre los excesivos costes que podrían significar el proceso autonómico para los gallegos, Antonio Rosón se manifestó indignado especialmente a causa de las afirmaciones vertidas, con injusticias, según él, por el articulista Augusto Assía. «La autonomía no debe resultar cara para Galicia -dijo- No hay necesidad de duplicar la burocracia, sino que hay que servirse de los medios personales y materiales que transfieran el Estado y las diputaciones. En todo caso, si la autonomía cumple sus objetivos, no será nunca cara.»

Sobre este último punto, EL PAIS pudo saber que del presupuesto oficial otorgado para el año pasado'a la Junta, 106 millones de pesetas en total, más de sesenta millones no han sido invertidos todavía.

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