El PSA, árbitro de la situación
El Partido Socialista de Andalucía-Partido Andaluz se ha convertido, con menos de trescientos concejales, en el auténtico árbitro de la vida política municipal de esta región, al menos en lo que se refiere a las grandes capitales. Esta ha sido quizá la consecuencia más llamativa de los resultados de la jornada electoral en Andalucía, junto al reforzamiento de las tendencias unitarias entre el PSOE y PCE.
Los andaluces han querido, en efecto, que en las ciudades de Sevilla, Huelva, Cádiz, Granada y Jaén las diferencias entre UCD y la probable unidad PSOE-PCE sean tan reducidas que el PSA decidirá de hecho qué color político tendrán los nuevos ayuntamientos, e incluso, en algún caso, las diputaciones provinciales. Solamente en Málaga y Córdoba el acuerdo de socialistas y comunistas resultaría suficiente para colocar en la alcaldía a hombres del PSOE y PCE, respectivamente.Ni en la madrugada ni durante todo el día de ayer fue posible obtener en fuentes autorizadas del PSA ninguna declaración o sugerencia acerca de las intenciones reales de este partido. Los insistentes requerimientos de los informadores y de representantes de las otras organizaciones para que Luis Uruñuela, número uno de los andalucistas sevillanos, aclarase si los concejales electos del PSA iban a votar alcaldes del PSOE o de UCD no recibieron más respuesta que la remisión a lo que decida el comité ejecutivo del partido en una inmediata reunión.
Acerca de esta reunión, que tendrá lugar probablemente esta misma semana, medios próximos al PSA consideran que podría ser conflictiva, ya que mientras que el apoyo a la investidura de Suárez a cambio de la posibilidad de formar grupo parlamentario propio fue autorizada como mal menor por la Comisión Permanente del Congreso -semejante al comité central o nacional de otros partidos-, algunos miembros de este órgano declararon a EL PAÍS que estarían radicalmente en contra de que el pacto con UCD pudiese llegar hasta el extremo de posibilitar ayuntamientos de derecha en varios de los centros urbanos más importantes de la región. Desde luego, la operación sería imposible si, como informaba ayer este periódico, el partido gubernamental olvida sus promesas y arrincona al PSA en el grupo mixto.
La izquierda teme
Medios del PCE y PSOE, por su parte, no ocultaban su preocupación porque la alianza UCD-PSA fuese ya una realidad, aunque públicamente expresaban su confianza en que «un partido socialista como el PSA tendrá que situarse inequívocamente a la izquierda». En todo caso, las combinaciones posibles son muy variadas en este momento, encontrándose en discusión incluso el tema de la Junta de Andalucía, su composición y presidencia.
Lo que sí parece claro, a la vista de los resultados, es la necesidad para comunistas y socialistas de forzar un acuerdo global, a nivel de la región andaluza, que incluya retiradas de unos y otros en favor del mejor situado en cada población y que evite un hipotético apoyo del PSA al partido gubernamental. La misma noche de las elecciones, mientras se hacía público el escrutinio, los secretarios regionales de ambos partidos, José Rodríguez (PSOE) y Fernando Soto (PCE), cambiaban impresíones y expresaban una inequívoca predisposición a negociar de inmediato, si bien entendían que el tema debía ser tratado a nivel nacional.
Portavoces del PSOE han repetido, significativamenl.e, que «en Andalucía ha triunfado abrumadoramente la izquierda», lejos ya de las aspiraciones de alternativa de poder que reflejaban hace sólo unas semanas. Los comunistas, por su parte, no disimulaban su alegría por su propio avance -en Sevilla han resultado mayoritarios en unos veinticinco pueblos, entre ellos Dos Hermanas, Camas y Coria del Río, y por el equilibrio de la izquierda que los comicios han traído consigo, y que les aleja de cualquier peligro de aislamiento.
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