El "voto minusválido"

En mi calidad de minusválido físico, leo, sin ninguná alegría, en EL PAÍS de fecha de ayer, día 29, y en el de hoy, día 30, sendos artículos sobre nuestra problemática. Y digo sin ninguna alegría, señor director, porque dichos artículos son «toma de conciencia» electoralista. Los partidos políticos se acuerdan de nosotros únicamente a la hora de votar. Por desgracia, este hecho no solamente se produce en España sino también en Italia (véase EL PAÍS de hoy, día 30, pág. 29). Estamos hartos de disposiciones halagadoras que se convierten, en todos los casos, en papel mojado. No pedimos un privilegio especial, pero sí, al menos, el mismo trato que al resto de los ciudadanos. Si a éstos, bien o mal, se les resuelven sus problemas y se les tiene en cuenta, ¿por qué no a un colectivo compuesto por 1.500.000 personas, también redimidas por la Sangre de Cristo?, ¿o es que nosotros somos aparte? No queremos vivir más tiempo marginados de la sociedad en la que, quiérase o no, estamos inmersos. ¿Se dan cuenta nuestros dirigentes que todos ellos son minusválidos en potencia, mientras la Jefatura Central de Tráfico siga horrorizándonos con sus partes semanales de accidentes?En el terreno municipal, la rivalidad futbolística existente entre Madrid y Barcelona sería interesante se ampliara al campo minusválido. ¿Por qué el Ayuntamiento de Madrid no trata, no digo de superar -que debiera ser lo lógico-, sino de ponerse a la altura del de Barcelona, ciudad pionera en esta cuestión?