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Ayer comenzó en Michelin una huelga que durará toda la semana

Entre 3.500 y 3.800 trabajadores de la fábrica Michelin de Vitoria, de una plantilla total de 4.400 trabajadores, se calcula que se sumaron ayer a una nueva huelga de una semana de duración, que es la cuarta que se lleva a efecto desde enero pasado. El personal que acudió a la fábrica es casi toda la plantilla de turno normal -empleados, técnicos y encargados-, salvo algunas decenas que han preferido secundar al sector obrero.

Esta cuarta huelga se produce en un momento de absoluta falta de contactos negociadores entre empresa y trabajadores, que sin haber llegado a acuerdos firmes tras las deliberaciones iniciadas a raíz del secuestro del director, Luis Abaitua, quedaron rotas de hecho al declarar los negociadores de la empresa, el pasado día 22 de marzo, que se retiraban de la comisión deliberadora. Esta decisión fue ratificada por dichos portavoces de la empresa el pasado 26 de marzo, señalando que «no tenían nada nuevo que decir».De los cerca de 2.500 trabajadores asistentes a una asamblea que tuvo lugar el domingo en Vitoria, 2.118 votaron aflirmativamente a la huelga, que comenzó ayer. El comité, a la vista de que sigue existiendo una respuesta de la base, está dispuesto a adelantarse en el preaviso legal de la huelga y plantear ya éstos días un nuevo paro semanal para el mes de mayo. Tal previsión debe interpretarse como un intento de la parte social para obstaculizar el que la empresa solicite la iniciación de un procedimiento de conflicto colectivo, que con toda probabilidad acabaría en el arbitraje o el laudo.

El pasado día 22 de marzo, por la tarde, la empresa planteó ya tal mecanismo legal, pero ese mismo día por la mañana el comité había comunicado a la autoridad laboral el preaviso de la huelga iniciada ayer, y eso sirvió para bloquear el conflicto, ya que se interpretó que el «ejercicio del derecho de huelga» se había iniciado tras el depósito del preaviso por parte de los trabajadores.

Dispuestos a negociar

En una asamblea de uhos 2.500 huelguistas, celebrada ayer en un barrio de Vitoria, se rechazaron las acusaciones de irresponsabilidad vertidas en una carta de la empresa remitida a los trabajadores y se recalcó que el comité está dispuesto a negociar, si es que la empresa accede a recoger en el articulado del convenio, como condición mínima, que la jornada laboral para este año es de 44 horas, finalizando a las seis de la tarde del sábado. Es decir, se entiende que los trabajadores llegarían a aceptar, una especie de entrega personal de dinero, en forma de crédito, que cubra la diferencia existente entre el porcentaje máximo del tope salarial del Gobierno y los incrementos que la empresa está dispuesta a conceder. Recibirían tal entrega como algo fuera de convenio, fuera a condición de que la empresa asegurara el punto del horario.La parte social sigue sospechando que la negativa patronal a aceptar el punto del horario sólo puede explicarse porque plantea cambiar el sistema de rotación de turnos de trabajo, introduciendo un cuarto equipo, y eso significaría alterar totalmente los horarios, como ya se hizo en enero pasado en la fábrica de Aranda del Duero.

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