Las elecciones británicas se celebrarán el 3 de mayo
Las elecciones generales británicas serán el 3 de mayo, coincidiendo con elecciones locales en Inglaterra y Gales. El primer ministro lo anunció ayer, después de una breve reunión del Gabinete y una visita al palacio de Buckingham, para informar formalmente a la reina de la derrota de su Gobierno en la votación de no confianza de la víspera y pedirle la disolución del Parlamento.
Las dos cámaras serán formalmente disueltas el próximo día 7 y un nuevo Parlamento se sentará en Westminster por vez primera el 9 de mayo e iniciará sus sesiones seis días después. Habrá, pues, una campaña electoral de cuatro semanas, suficientemente larga, en opinión de los laboristas, para que la líder conservadora, novicia en este terreno, cometa unos cuantos errores de bulto que le impidan llegar al ansiado número 10 de Dowing Street.La Bolsa de Londres registró ayer una sesión frenética, con una alza de veinte puntos en el índice promedio de sus valores a poco de abrir las puertas. Los medios financieros de este país están seguros de que Margaret Thatcher será la próxima primera ministra y que su política les dejará las manos más libres que la desarrollada a lo largo de sus cuatro años y medio de vida por el Gobierno del señor Callaghan.
El primer ministro se dirigió ayer por radio y televisión al país para hacer el recuento de los logros de su Gobierno y anticipar los temas de la campaña electoral laborista. Hoy hará lo propio la señora Thatcher. Un James Callaghan relajado y seguro de sí mismo dijo a los ingleses que la Administración saliente ha lidiado en minoría parlamentaria con la más grave recesión occidental en muchos años, y anticipó que el nuevo Parlamento arrancará de una situación mucho más favorable.
Precios, salarios, desempleo, autonomías.... el próximo Gobierno laborista se enfrentará a todos los temas claves con un mandato renovado. El señor Callaghan, que descartó las soluciones mágicas en política, apuntó como un tema fundamental la lucha en el seno de la CEE para rebajar los precios de los productos alimenticios. Su programa podría resumirse así: reducir de nuevo la inflación al 5%, con la cooperación de los sindicatos.
Entre quienes creen que las elecciones en Inglaterra sirven realmente para cambiar algo, es difícil encontrar a alguien que no esté convencido de que las próximas son decisivas. Se vaticina la más feroz campaña de la posguerra y se esgrime una razón básica: el petróleo del mar del Norte. El Reino Unido va camino de autoabastecerse de crudo en sus pozos escoceses y esto proporcionará al Gobierno venidero una base económica de valor incalculable en las circunstancias actuales para acometer su programa. James Callaghan aludió ayer a ello, y en los próximos días los políticos laboristas harán del tema, relacionándolo con las aspiraciones de la CEE de compartir el oro negro británico, un número fuerte de la carrera electoral. Una carrera, que realmente ha comenzado ya con la decisión laborista de aumentar en un 12% las pensiones a los jubilados, a partir del próximo noviembre, y subir el sueldo al medio millón de funcionarios estatales que amenazan con una huelga.
A la espera de que los manifiestos electorales laborista y conservador reciban los últimos toques, los grandes temas de la campaña han sido ya esbozados. Poco puede añadir hoy Margaret Thatcher a su discurso parlamentario en la votación de censura del miércoles. Los conservadores van a recortar los impuestos y el gasto público, excepto en el terreno militar y de seguridad. Un Gobierno tory «rehabilitará el respeto por la ley y el orden » y limitará a lo indispensable su intervencionismo industrial. El sometimiento a los sindicatos se habrá acabado y, aunque todavía no se haya pronunciado la palabra «confrontación», pocos dudan que el Partido Conservador está dispuesto a ella. Para intentar prevenir la llegada de la señora Thatcher al poder, descrita ayer por el líder de los transportistas como «un desastre para el país y para los sindicatos», éstos pondrán 140 millones de pesetas en las arcas electorales del laborismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.